VINOTINTO

Por María Cruz Ciarniello

Verónica Yañez Pedrana tenía cuatro años cuando toda su familia tuvo que exiliarse en 1975. Primero viajó su papá, escoltado por el Ejército hasta las puertas del avión, y luego su mamá, ella y sus dos hermanxs menores. Vendieron todo lo que pudieron para costear el pasaje y partir hacia un país que desconocían por completo.

"Yo me crié con la palabra “volver”. Sabía que en Argentina estaban mis abuelos, mis primos, mis tíos. Que el tiempo que íbamos a estar en Venezuela era provisorio."

Vero vive en Rosario desde hace muchos años pero todavía dice que extraña. Durante mucho tiempo añoró las arepas y toda la comida venezolana hasta que al fin pudo conseguir la harina para prepararlas y aprendió la receta de las hallacas, típica comida que se cocina exclusivamente durante las fiestas de fin de año.

Dirá que tiene una patria, Argentina y una matria, Venezuela, que por su sangre corre el Caribe y que el exilio para ella, es el doble desarraigo que tuvo que atravesar en 1975 y en 1984.