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“Los pibes salen y no tienen nada después del encierro”

  • 08/09/2025
  • Eli Soldano
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Los jueves, cada 15 días, el programa Libertades Místicas copa la parada del canal de streaming Mística TV. Se trata de una propuesta llevada adelante por personas que pasaron por la cárcel, que busca visibilizar lo que ocurre intramuros y, sobre todo, qué pasa cuando las personas son liberadas. Ante la falta de oferta laboral, el compañerismo que nació en las celdas se volvió una herramienta de resistencia y creación para ofrecer un futuro digno.

“No somos santos. Al contrario, nos mandamos un cagadón, pero queremos demostrar que se puede salir”, dice Fernando “Pachita” Braidotti. Faltan minutos para que ingrese al estudio, se siente frente a las cámaras y dé la bienvenida a una nueva emisión de “Libertades Místicas”, un programa que se transmite por streaming y pone especial atención a lo que pasa cuando las personas egresan de la cárcel.

Por el estudio de Mística TV van y vienen personas a toda velocidad, pero los integrantes de Libertades Místicas están tranquilos: quizás porque es la víspera de un día no laborable o porque falta más de una hora para salir al aire. Se sientan en una mesa cuadrada, con cinco sillas alrededor, y en una charla distendida –donde se disimulan los nervios y la ansiedad por la proximidad del programa– recuerdan cómo surgió el proyecto.

“La idea no era hacer un programa, sino que los chicos y chicas que recuperaban su libertad aprendan a operar un estudio, a manejar una consola. A mediados de 2023, un poco jugando a conducir con Milagros Rodríguez y Claudio López, ambos liberados, surgió la propuesta de hacer un ciclo de streaming. Ahí nos pusimos a pensar de qué íbamos a hablar, para qué íbamos a usar el espacio. Yo propuse abrirlo a los laburos que hacemos en los contextos de encierro o en los barrios, para enseñarle a otros”, cuenta Braidotti.

“Los streaming que más pegan –añade– son los que hablan pelotudeces, pero yo no quiero ir por ese lado, aunque sería más fácil. Tampoco queremos vender que somos santos, al contrario, nos mandamos un cagadón, cada uno de manera diferente, pero nuestra intención es demostrar que se puede salir. La reinserción, esa palabra que todavía no entiendo mucho, es volver a la libertad, a la familia”.

Libertades Místicas se emite jueves por medio, a las 21.30, desde el estudio ubicado en el centro cultural QTP, en Richieri al 300. El vínculo con este espacio surgió a raíz de un programa de alfabetización que impulsó el establecimiento de barrio Pichincha, mediante el cual se daban talleres educativos en cárceles o barrios rosarinos. Entre las instituciones con las que trabajó se encontraba la Unidad Penitenciaria N°6, donde estuvo detenido Braidotti.

En la mesa de la planta alta del QTP, a pocos metros del estudio, está sentada Florencia Bambi quien formó parte del programa de Alfabetización y actualmente maneja las redes sociales de Libertades Místicas. “Que el programa sea habitado por las personas que estuvieron en la cárcel era una forma de darles voz y protagonismo. La idea era que se apropien del espacio”, comenta, con la atención repartida entre los interlocutores y su celular, con el que, fiel a su rol de community manager, toma algunas imágenes del encuentro.

Cuando Libertades Místicas arrancó estaba integrado por unas veinte personas. Hoy quedan seis miembros fijos y otros tantos con una participación más esporádica. “Cuesta sostener las grupalidades”, reconoce Braidotti y agrega que con el correr de los años el objetivo del programa se fue transformando: “La idea, en principio, era mostrar los laburos en territorio y en contexto de encierro. Ahora estamos abriendo un poco más la convocatoria, me gusta que vengan artistas, sobre todo si son emergentes”.

En las dos temporadas anteriores Libertades Místicas se emitía semanalmente, pero por una cuestión de organización este año decidieron salir en vivo cada quince días, aunque profundizando su presencia en redes sociales con diferentes coberturas. “La semana que no salimos al aire hacemos móviles para Instagram”, dice Rocío González, operadora de la transmisión.

Como era de esperarse, un streaming que aborda temas a los que la sociedad generalmente les da la espalda no pasó desapercibido: “Nos llegan mensajes de personas que quieren venir al programa, nos han contactado trabajadores o gente que está en la universidad. Notamos que Libertades Místicas está haciendo ruido y despierta interés, nos ven de Buenos Aires o Santa Fe”.

La puerta se abre desde adentro

Pachita ríe fuerte y con ganas al confesar que el humor es su arma secreta para espantar el bajón o las lágrimas que, muchas veces, intentan asomar en el streaming al hablar de experiencias movilizantes.

“Invito al programa a todos los liberados con los que tengo contacto. A la mayoría le da vergüenza, pero la invitación está, ya sea para que vengan a compartir o a contar algo, si tienen ganas, como a aprender a operar o conducir. Por ahí cuesta un montón poder hablar, porque se mueven cosas. De todas formas, los temas se tocan siempre con respeto a pesar de que a veces apelamos al humor para romper”.

Cuando Braidotti cayó preso se dedicaba a la albañilería, pero la cárcel cambió algunas cosas en él: gracias a los talleres que la agrupación Canción Urgente brindaba en la Unidad 6 descubrió su amor por la música. Al recuperar la libertad no sólo integró bandas, sino que además encontró una salida laboral. Hoy arma los escenarios de Cielo Razzo y coordina un taller de comunicación musical en el mismo lugar donde estuvo detenido y otro de animaciones de teatro en la Unidad de Mujeres.

“Me gusta el sonido, me doy maña con esas cosas, por eso empecé a frecuentar el QTP. Como recién empezaban con Mística, el streaming, se me propuso un espacio por el lado artístico y musical”, recuerda Pachita. Esta primera idea iría mutando hasta convertirse en Libertades Místicas.

Para construir un futuro después de la cárcel, se debe empezar por dentro. Paradójicamente, la mayoría de las propuestas de formación en contextos de encierro no son motorizadas por el Estado, sino por organizaciones sociales. “Los pibes salen y no tienen nada después del encierro. Libertades Místicas también surge un poco para ir hablando con las personas que cumplen sus penas y ver en qué andan”, expresa Bambi.

La hazaña de crear una cooperativa en contexto de encierro

“La cárcel está hecha para que los pibes salgan peor, no te brinda estudios, ni trabajo ni posibilidades, sino que te ofrece oscuridad y drogas. Pero si vos proponés otra cosa, el 80% de los presos va por el laburo o el estudio”, dice Jesús Romano, quien se suma a la charla unos minutos después. Además de ser el co-conductor de Libertades Místicas, es el impulsor de dos cooperativas pioneras en la provincia que buscan dar trabajo a las personas que recuperan su libertad.

“Hay una política de que estás solo. Pero nosotros entendimos que la salida era otra, por eso armamos una cooperativa con más espacios de trabajo, tenemos herrería, panificación, carpintería y reciclado”, completa Romano, y sus compañeros agregan: “La cárcel está hecha para el sufrimiento, no se enfoca en el crecimiento personal. Los pibes salen y no existen”.

“La cárcel está hecha para que los pibes salgan peor, no te brinda estudios, ni trabajo ni posibilidades, sino que te ofrece oscuridad y drogas. Pero si vos proponés otra cosa, el 80% de los presos va por el laburo o el estudio”,

Pero Romano, Braidotti y el resto de sus compañeros quisieron romper con el individualismo que impera en la cárcel: primero ordenaron el pabellón –mejorando la higiene y el comportamiento– y luego, con ayuda de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), pusieron toda su energía en conformar una cooperativa textil que emplee a quienes salen de prisión. El programa Nueva Oportunidad cobró un papel central, dado que facilitó la llegada de máquinas para concretar estos proyectos.

“Actualmente tenemos dos cooperativas, Ziza, que es textil, y otra de reciclado. Ziza avala un proyecto que hicimos para hacer herrería y una churrería. Todavía no tuvimos la suerte de trabajar con los pibes adentro, porque como liberados aún no podemos entrar a la cárcel, pero tenemos toda la intención de ingresar con la cooperativa de reciclado. Cuando salen los chicos, la gente de Nueva Oportunidad los manda a nuestro espacio. Esto surgió para que todos tengamos una salida laboral”, comenta Romano.

Y suma: “Yo fui el primero de toda mi familia que tocó la cárcel. Ahí me di cuenta de cómo impactaba que mi viejo, que me daba medias para vender, me espere afuera con un laburo, sino era agarrar una pistola y trabajar para los narcos o salir a robar. Por ese lado pensamos el tema de las cooperativas, como una manera de ir ubicando a los pibes. Ahora estamos por abrir una barbería con una compañera que hace cinco años que va a la cárcel a enseñar peluquería”.

Entre los trabajos que hizo la cooperativa textil Ziza, donde se emplean entre siete u ocho mujeres dedicadas a la confección y costura, se destacan barbijos para las cárceles santafesinas –producto con el que dieron sus primeros pasos durante la pandemia–, pecheras para el plan Nueva Oportunidad y calzoncillos que son vendidos por los chicos liberados.

En cuanto al curso de herrería, gracias al programa Germinando reciben insumos que les permiten fabricar algunos productos y donarlos a otras organizaciones, como comedores. “La idea no es comercializar con la gente. Queremos empezar a censar las villas y saber si tienen bancos o sillas. El objetivo es vender estos elementos al Estado y que se distribuyan entre quienes los necesitan. También soñamos con un comedor para personas en situación de calle”, enumeró Romano.

Y Bambi cierra, orgullosa: “La primera cooperativa a nivel nacional, que se armó con las mismas características, fue la de Liberté (ubicada en la localidad bonaerense de Batán). Y después está Ziza, que es la única en la provincia”.

“El sistema punitivista lo único que quiere es castigar”

Tanto el streaming Libertades Místicas como las cooperativas buscan ser una salida laboral para quienes recuperan la libertad. Sin embargo, los impulsores de estas iniciativas advierten que cada vez es más difícil brindar talleres o capacitaciones a quienes están dentro de las cárceles, limitando aún más las ya pocas herramientas que se pueden adquirir en los contextos de encierro.

“La gente cuando mira la televisión quiere saber que la persona que cometió un delito quede presa, pero seguramente nunca pensó qué pasa adentro, qué pasa después y mucho menos qué pasa con la familia. Falta la mirada humana, no solo del Estado, sino de la sociedad. Cuando una persona sale de estar en cana y va directo a la calle, pierde vínculos, pasa a no ser nada”, observa González.

Y Bambi dice: “Hay gente presa que no sabe leer ni escribir. El sistema punitivista lo único que quiere es castigar, no le impronta la historia de las personas, por eso no hay acceso a la educación, ni a la cultura ni a la economía. El discurso del Estado es ‘quédense ahí y subsistan’, a nadie le importa nada”.

“Si hoy Jesús no está entrando con su proyecto de cooperativas, es porque en los últimos dos años no se abrió más la cancha, al contrario. La agrupación Canción Urgente daba nueve talleres en cárceles, y quedaron solamente tres por un recorte. Hoy no se puede entrar con algo nuevo”, denuncia Braidotti. “Los talleres que yo doy coinciden con la escuela, te ponen todo al mismo horario para que vayas a una sola cosa. Yo siempre les digo que vayan a la escuela, porque por estímulo educativo te reducían la pena, pero eso ya no existe, lo sacó este Gobierno”.

“La marquita de antecedente hoy te deja preso. Si la policía te quiere meter en cana porque tuviste antecedentes, lo hace sin procesamiento. Pero además… si ya es peligroso caer en la cárcel cuando sos mayor, por cómo te pueden formar ahí adentro, imaginate si tenés menos de 16 años. También hay otra realidad, donde no podés llevar en cana a un pibe que está perdido en la droga, cuando sabés que lo estás sacando de la puerta del transero”, apunta Braidotti.

“Este año –finaliza– con Canción Urgente no pudimos entrar al Instituto de Menores, donde dábamos un taller. No podemos cubrir ese espacio porque no tenemos el permiso, es una lástima. Cumplen con lo que dicen: la cárcel como un infierno”.

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Eli Soldano

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