La movilización popular de estas últimas semanas no alcanzó para evitar el triunfo de la derecha. Mauricio Macri será el próximo presidente de la Argentina y la coalición Cambiemos, liderada por el PRO, gobernará la Provincia de Buenos Aires, la Ciudad de Buenos Aires, Mendoza y Jujuy.

El próximo 22 de noviembre, los organismos de derechos humanos votaremos con memoria, por los derechos humanos de todo el pueblo. Desde hace 32 años celebramos la realización de elecciones libres y transparentes, en el marco de un proceso democrático que tanto nos costó afianzar, después de la última dictadura cívico-militar.

La Federación Argentina LGBT está compuesta por más de 70 organizaciones sociales y políticas que defienden los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y trans en todas las provincias del país y la Ciudad de Buenos Aires. Fue fundada en 2005 por algunas de las organizaciones con más trayectoria en el trabajo por nuestros derechos en el país.

De cara al balotage del próximo 22 de noviembre y ante la posibilidad de que avance un proyecto neoliberal que claramente representa los intereses del establishment y la derecha más reaccionaria de toda América Latina, nos sentimos en la necesidad de sumarnos como muchas otras organizaciones a un claro pronunciamiento para decirle No a Macri.

El 22 de noviembre se juega una instancia muy importante para el futuro de nuestro país y también para los pueblos de nuestro continente, frente a la cual como parte del movimiento de mujeres, feministas y de la diversidad sexual no podemos permanecer indiferentes.

La Jornada estará constituida por tres paneles en los que se debatirá sobre la economía y los medios de comunicación, la economía popular y los desafíos productivos en el sector industrial y agrario.

Los avances conseguidos desde 2003 a la fecha, en materia de juzgamiento a los responsables del terrorismo de Estado de la última dictadura, de revisión del pasado para la comprensión del presente y sus conflictos, de posicionamiento de un conjunto de problemáticas ligadas a los derechos humanos que exceden largamente el proceso de condena a los genocidas –con la Asignación Universal por Hijo como ejemplo central–, pueden y deben ser analizados con relación a su continuidad o posible interrupción a la hora de una elección en la que se define nada menos que el próximo presidente.