Más de treinta organizaciones sociales suman sus particularidades y realidades en torno a la infancia en este espacio común: trabajan integralmente por los derechos de los niños y niñas. La Mesa funciona como un cuerpo consultivo y trabaja para incidir en las políticas públicas de la infancia.
Las hay redondas, rectangulares, fijas y plegables. Están las pobres destartaladas, apoyadas sobre un pedacito de cartón, como las elegantes, las siempre servidas. Las hay repletas de compras, caminitos y flores. A la vez son miles las mesas que están vacías, mejor dicho, las que fueron vaciadas durante los años ’90.
En cada casa, las mesas hablan de las condiciones de vida de una familia y traducen a escala cotidiana los movimientos del país y el mundo. Intentando equiparar tales desigualdades, todos los días cientos de organizaciones sociales generan acciones y proyectos, en nuestra ciudad desde hace casi dos que funciona la Mesa Regional de Trabajo por la Infancia. Su columna vertebral es la protección de los derechos de los niños y niñas, y la puesta en común de los trabajos realizados por organizaciones que ponen su mirada en los más chiquitos.
“La Mesa funciona como un cuerpo consultivo, en todos los encuentros planteamos diferentes instancias donde está la presentación de la temática prioritaria para el conjunto de las organizaciones, el debate y una propuesta. Siempre tenemos una acción después de las discusiones”, expresa Mariel Vallasciani, integrante del equipo y de la ONG Engranajes, encargada de la coordinación a nivel regional.
Mariel se refiere a las consignas grupales a partir de tres grandes líneas: “le decimos basta a la criminalización y la penalización de la pobreza. Luchamos por el goce real de los derechos de los niños y niñas; y en tercer lugar exigimos trabajo para los padres, porque decimos que detrás de cada chico que está en situación de abandono o de peligro social, hay un padre desocupado”.
En diciembre de 2006 el colectivo de organizaciones de infancia daba sus primeros pasos a partir de una reunión realizada en el Sindicato histórico de la UOM de Villa Constitución, en aquel momento participaron alrededor de quince organizaciones, actualmente son treinta y tres, de Rosario y la región. “Sentimos la necesidad de juntarnos más que nada en esto que empezó a surgir como una herramienta indispensable para nuestro accionar, que fue la aprobación de la nueva Ley de Infancia, la 26061”, comenta Vallasciani.
Apertura
Entre los espacios de los que participa la Mesa de la Infancia se encuentra la Comisión Provincial para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil (Copreti). Asimismo, desde su conformación el equipo ha mantenido reuniones con funcionarios del gobierno provincial y el gobernador, entregando en mano documentos que dan cuenta de las realidades y necesidades de los niños y niñas de nuestra provincia.
“Nos han llamado desde diferentes Ministerios, desde Trabajo para estar como representantes de las ONG dentro de la Copreti. También, desde la Secretaría de Derechos Humanos, a la vez, hemos tenido conversaciones con algunos estamentos del ministerio de Educación. Para nosotros es necesario que haya un encuentro interministerial junto a las organizaciones, porque sino se nos quintuplica el trabajo, se nos hace muy difícil”, referencia la Mariel.
“Eso es lo que hace la Mesa, dar a conocer las diferentes respuestas sociales, articularlas y ofrecerlas en cierta medida como una solución para políticas de Estado. Porque en realidad, son las organizaciones las que vienen trabajando día a día en territorio. Es real que los que todos los días abrazan a los pibes fuertemente para arrancárselos de las garras al hambre, son los educadores”, observa claramente Mariel, subrayando la necesidad de ser escuchados y tenidos en cuenta a fin de instalar políticas que dignifiquen la infancia.
Problemáticas arriba de la mesa
Al observar la dinámica de trabajo sobresale el concepto de unidad en la diversidad, mensualmente la treintena de organizaciones comparte un espacio común sin subestimar sus ropias características. “Todas las organizaciones que participan trabajan con niñez pero no de la misma forma, hay comedores, cocinas comunitarias, guarderías, centros de día, centros culturales. Las diferentes formas de trabajo nos llevaron a poder ir dando una visión integral a todo lo que se viene necesitando y haciendo en los barrios y zonas”, sostiene la referente.
“Venimos trabajando en la implementación de la Ley 26061, son prácticas que se vienen haciendo en el marco de la Convención Internacional, la idea es que sean reconocidas y que se apueste a ellas y poder capitalizar todo el trabajo disperso”, agrega Geraldine Gahn.
A nivel operativo, en cada encuentro se presenta la temática considerada prioritaria para el conjunto de las organizaciones, se debate y posteriormente se elabora una propuesta conjunta. En la última reunión, realizada a mediados de septiembre, se redactó un documento con la intención de visibilizar las situaciones relacionadas a la detención arbitraria de los chicos.
“Estamos en el camino de hacer real esto de que a los chicos no se los lleven por portación de pobreza, esa es una de las cosas que más nos está golpeando en este último tiempo. Y por supuesto, la que tiene prioridad es la que estamos llevando adelante como Campaña Nacional del Movimiento, para frenar el hambre de los pibes, en eso la Mesa también está muy comprometida y apoyando fuertemente”, resumen.
Y en eso anda esta Mesa de Trabajo, fortaleciendo experiencias y proyectos, pensando en plural, queriendo realmente que todos los pibes sean considerados por igual. Exigiendo al Estado que cumpla con su función, que destine presupuesto en la salud y educación de todos los chicos. En eso andan, tratando de que en cada hogar las mesas den cuenta de condiciones dignas de vida.
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