Desde el Frente Ciudad Futura presentamos otra propuesta de Concejal de Calle. Esta vez no es un proyecto de ley ni ordenanza, sino un programa ejecutivo que ya se puso en marcha con el objetivo de atacar las causas de la inflación y proteger el poder adquisitivo de los ciudadanos.
Por Frente Ciudad Futura
La Misión Anti Inflación es una muestra de que con iniciativa política y organización podemos dar respuesta a uno de los principales problemas de la coyuntura en el país: el aumento indiscriminado de precios.
Comenzando con los alimentos, pero con el objetivo de sumar servicios y otros bienes de consumo, la misión busca generar una vasta red de abastecimiento donde, en base a la organización de los consumidores y los productores, se eliminen eslabones especulativos que desvirtúan las cadenas productivas y se construya una relación directa del productor al consumidor.
Hace dos meses se realizó una primera experiencia piloto donde se llegó a un ahorro total del 40% en la canasta de alimentos.
En el mismo momento realizaremos en la peatonal una consulta popular de hábitos de consumo para los interesados y abriremos una primera pre-inscripción para los que quieran participar de la misión. También podrán inscribirse enwww.concejaldecalle.com.ar
Cómo funciona la misión?
La Misión Anti- Inflación funciona como un bypass al mercado monopólico de los alimentos y su distribución, que se realiza principalmente en hipermercados.
La misión busca organizar los dos extremos de la cadena productiva: por un lado a los consumidores, y por otro a los productores. Para no sólo abaratar los costos, eliminando los intermediarios, sino también fortalecer la base productiva, apuntando así a resolver el problema de fondo.
Los consumidores se organizan en círculos de 3 a 5 hogares y nombran a un coordinador que se encargará de ser el nexo con la red de la misión. A través de una página web los usuarios hacen los pedidos en formato de canastas cerradas o canastas abiertas de productos, dependiendo el rubro. Una vez que todos los círculos hicieron los pedidos y abonaron, se realiza la compra colectiva y se fija lugar y fecha de distribución. Los coordinadores buscan y reparten los pedidos entre los miembros de su círculo.
En la primera experiencia participaron 70 consumidores en 20 círculos, contando con 5 canastas de más de 80 productos a disposición, en los rubros almacén, frutas y verduras, pastas y lácteos, limpieza e higiene personal; llegando a ahorrar un 40% con respecto a la misma compra en un hipermercado.
La Gran Misión, a diferencia de algunas experiencias que apuntan a otras formas de consumo, busca llegar a todos los productos de la canasta de alimentos. Por lo general las experiencias del estilo “mercados solidarios” tienen una lógica servicio/negocio, con pocos productos, altos costos y al alcance de algunos. Son redes de pequeños círculos, que sustituyen productos pero no satisfacen la demanda general.
A través de la misión se puede adquirir lo mismo que en un supermercado pero a menor costo y con productores locales o regionales. La idea no es que solo los que pueden pagar de más apoyen a los pequeños productores, sino que haya beneficio de los dos lados de la cadena, sacando intermediarios y fortaleciendo la base productiva.
También se diferencia del concepto de los “mercados centrales” que tienen una lógica centralizada, con algunos grandes puntos en pocos lugares del país. Allí se requiere actores económicos de peso, mucha inversión, y depende fundamentalmente del Estado, siendo fundamental la ubicación, es decir, si cerca del lugar donde vivimos hay o no un mercado.
En cambio la Misión Anti Inflación posee una logica descentralizada. Prioriza un balance precio/calidad, con el objetivo de llegar a toda la canasta de consumo y a todos los sectores sociales. Además genera un pequeño excedente a reinvertir en las cadenas productivas para aumentar producción y apuntar al problema de fondo que son las cadenas monopólicas, los problemas geográficos y la escala.
Organizada la vida es más fácil – nueva forma de consumo
La Misión Anti inflación no sólo es una medida “defensiva” para paliar el aumento de precios, sino fundamentalmente proactiva hacia adelante. Plantea otra forma de consumo donde la organización no solo venza los abusos o las restricciones de acceso, sino también la facilidad para resolver problemas cotidianos desde una perspectiva justa.
Desde lo práctico, el objetivo de la misma es articular demandas y conflictos inherentes que surgen en la sociedad civil y que el mercado resuelve monopólicamente encapsulando al ciudadano como mero consumidor pasivo. En tanto tal, la Red de Consumidores Colaborativos genera organización en los ciudadanos conformando un entramado de actores coordinados que garantizan mutuamente una satisfacción eficaz y eficiente de sus necesidades cotidianas, como es la conformación y adquisición de la canasta básica de alimentos. El objetivo final de dicha Red es generar una cadena de valor propia, donde la relación Productor-Consumidor sea directa y recíproca. Sin necesidad de numerosos intermediarios, ajustándose al valor de uso de los bienes y eliminando la posibilidad de especulación.
Desde una perspectiva política, dicho entramado de actores encontrará en cada eslabón de la cadena la necesidad de auto-organización, auto-gobierno y auto-control de los sujetos que la compongan, desde el productor de bienes al ciudadano devenido en consumidor activo y movilizado. De cada uno de estos espacios se desprenden valores intrínsecamente ajustados a la conformación de otro modelo de mercado, y otro modelo de ciudad. Cada paso que se concrete acrecentará la autonomía colectiva.
Desde la iniciativa Concejal de Calle tomamos el consumo colaborativo como idea central que guía la Misión Anti inflación. Wikypedia, que es a su vez una plataforma colaborativa, lo define como “la manera tradicional de compartir, intercambiar, prestar, alquilar y regalar, redefinida a través de la tecnología moderna y la nuevas maneras de medir la reputación de las personas.
El movimiento del consumo colaborativo supone un cambio cultural y económico en los hábitos de consumo marcado por la migración de un escenario de consumismo individualizado hacia nuevos modelos potenciados por los medios sociales y las plataformas de tipo peer-to-peer (red-entre-pares o red-entre-iguales)”.
Esta idea, en construcción y geopolíticamente situada, la tomamos desde la realidad latinoamericana como una herramienta de experimentación de nuevas formas de producción y consumo en el marco de los horizontes del Socialismo del Siglo XXI en cuanto el consumo colaborativo interpela la idea de hiperconsumo y rescata nuevos/viejos valores.
Como proyecto político vemos la potencialidad de iniciativas autónomas de consumo colaborativo empoderadas desde una perspectiva de política pública masiva