En la Plaza 25 de Mayo estaban las Madres, rondando como todos los jueves, esta vez, bajo una consigna que necesita multiplicarse: ni un paso atrás en las políticas de Memoria, Verdad y Justicia. La convocatoria bajo el lema «la ronda de la resistencia» que realizó en conjunto el grupo de Apoyo a las Madres y el Espacio Juicio y Castigo, fue contundente.
Por María Cruz Ciarniello
El abrazo fue masivo en nuestra emblemática Plaza 25 de Mayo que es un territorio andado por las Madres y los organismos de derechos humanos.
Era jueves. Diferente a otros. Desde hace 38 años que las Madres rondan. Y lo hicieron como todas las semanas, a pesar de los gritos que recibieron en Buenos Aires por parte de un grupo de personas que se acercaron a celebrar la asunción de Mauricio Macri, ese mismo día en la Casa Rosada. Y lo hicieron, aunque algunos medios de comunicación intenten instalar en la agenda política una posible reconciliación con el terrorismo de Estado que solo puede leerse como un signo de impunidad.
Las Madres rondaron, más allá de todo. Porque es un acto político de rebeldía el que hacen, el que hicieron y el que continuarán haciendo de cara a un futuro inmediato: girar es hacer memoria.
Dos editoriales repudiables del diario La Nación y El Litoral, respectivamente, intentan instalar la posibilidad de una revisión de los juicios de lesa humanidad. Es lo que pretenden, a modo de avanzar en una supuesta reconciliación que dé por tierra las conquistas en materia de derechos humanos alcanzadas en estos últimos 12 años. El proceso de juicio y castigo a los genocidas en Argentina es un hecho histórico, destacado a nivel mundial. Y defenderlo será una tarea imprescindible frente a un nuevo gobierno que no ha dado señales contundentes que demuestren su compromiso con dicha política de Estado.
Por ello, el pasado 10 diciembre, día de la asunción de Mauricio Macri como presidente de la Nación, en Rosario se llevó a cabo un acto por el Día Internacional de los Derechos Humanos. Fue una ronda de la resistencia. Bajo este lema se realizó la convocatoria. Era urgente: había que abrazarse; había que unirse al menos, en las miradas e incluso, en las diferencias.
Fue la voz de Norma Vermeulen, una de las Madres de la Plaza, la que colmó de esperanza, emoción y rebeldía, el aire de la plaza: “Les voy a agradecer a todos. Es emocionante que estén en esta plaza, tanta gente. Hoy más que nunca no tenemos que bajar los brazos. Ni un paso atrás. Que no avasallen nuestros derechos, que tanta sangre le costó al país”, dijo.
Y continuó, con un mensaje a la pibada: “ustedes son jóvenes y no tienen que perder tiempo, que se respeten sus derechos.” “Ni un paso atrás, ni un paso atrás”, repitió una y dos veces, reafirmando esa consigna que es mucho más que una frase acuñada por tantos. Norma, y sus compañeras de ronda y pañuelos, saben de qué se trata. La llevan en el cuerpo. “Van a hacer 40 años del último golpe militar, y no queremos más, ni cívico militar ni económico. La democracia es lo mejor que podemos tener, falta mucho por hacer, pero para eso están los jóvenes. Tenemos que mirar siempre al otro, y no mirarse uno mismo”. Norma dio en la tecla justa: en esa porción de energía que necesitamos para salir de cualquier disputa política; para entender que es tiempo de tejer redes y encuentros porque la peor de las derechas está empezando a gobernar.
Sobre el final, expresó lo que sentía. Es a título personal, dijo. “La amo a Cristina y lo amé a Néstor”.
Juane Basso, referente de Hijos Rosario, expresó la necesidad de encontrarnos frente al resultado electoral que nos presenta un nuevo escenario político. “En el Espacio Juicio y Castigo hemos logrado con mucho esfuerzo concluir que tenemos coincidencias, más allá de algunas diferencias que tenemos como espacios. La bandera de las Madres y de tantos compañeros, es una bandera que nos atraviesa transversalmente, y que en estas horas que se viene, se nos va a hacer más necesario, mostrar la fuerza que hay detrás. No es la única razón por la cual vamos a tener que volver a tejer puentes. En este último tramo de lo que pasó, en ese intento de que la derecha explícita y neoliberal no llegue al poder, volvimos a retomar la experiencia que tenemos acumulada como pueblo de construir esa unidad. Y a la luz de lo que se viene, habrá que seguir esa experiencia. Sabemos que lo que logramos, lo hicimos en base a la movilización popular. No olvidamos a aquellos que tenemos claro que nos sentimos identificados con estos 12 años que llevaron adelante Néstor y Cristina y sin esa decisión política no hubiéramos avanzado en ésta y en otras tantas conquistas, pero también sabemos que si perdimos, es porque tenemos que ensanchar aún mucho más este movimiento. Tenemos que construir más unidad de estos sectores nacional, populares o como quieran llamarlos”.
Por último, el militante de Hijos Rosario fue contundente: “la bandera de juicio y castigo la sostenemos todos y vamos a ampliar la convocatoria para el próximo 24 de marzo y para sostener que no vamos a retroceder ni un paso”.
A su vez, el grupo de apoyo a las Madres que convocó al acto, señaló: “Los familiares y compañeros comenzaron agregar, junto al nombre propio, el ámbito de la militancia en los recordatorios a las víctimas del terrorismo de Estado. Sería impensado esto, sin algo del desalojo del terror en estos cuerpos, sin recuperar palabras e historias que se quisieron borrar. Los derechos humanos, las banderas de las Madres cobijaron como un tesoro las banderas de emancipación y justicia social. En este acto de resistencia, no hacemos otra cosa que confirmar que bajo estas banderas seguirnos luchando y que no estamos dispuestos a retroceder ni un solo paso”.
Ni un paso atrás
La tarde del jueves en Rosario se iba colmando de militancia. Hubo espacio para la música, para el encuentro, para las voces que fueron confluyendo, entre ellas las de Beatriz Villar, quien entonó sus canciones frente a quienes la escuchaban con atención. Diversas organizaciones estuvieron en el acto: la histórica APDH Rosario, el Colectivo de Ex Presos Políticos y Sobrevivientes de Rosario, el Centro Cultural La Toma, la Biblioteca Vigil (quienes hicieron público un comunicado sobre la situación que están atravesando) organizaciones gremiales y partidarias, Hijos, estudiantes y testigos que han sido querellantes en juicios de lesa humanidad.
enREDando recogió algunas de las voces presentes:
“El camino que se abrió en el 2003, tiene que ser más que nunca, encontrándonos todos en la calle, defendiendo todo lo que se hizo en estos años, para reafirmar que lo que se viene conquistando en términos de juicios de lesa humanidad, es comprometiéndonos todos”, decía Sebastián Artola.
“Nosotros sabemos que la justicia en general ha sido reacia, sabemos lo que nos cuesta convencer a un juez, estar con los fiscales. Esto ha sido posible por la lucha de los organismos y por una decisión política de Estado, en la medida que esto no sea así, vemos peligrar la continuidad de los juicios y la única forma de defenderlos es estar en la calle y organizados”, apuntó Viviana Dela Siega.
«Todas estas organizaciones que estamos acá no estamos dispuestos a permitir que se retroceda en la construcción de memoria, verdad y justicia. Lo que se viene es incierto, si me guio por las declaraciones que ha hecho el actual presidente, tendríamos que pensar que puede haber un intento de hacer retroceder. Pero de todos modos, lo que suceda o no, va a depender de nosotros. Creo que lo que se está intentando es frenar el avance en investigar las patas civiles y comerciales de la represión de ahí el intento de algunos sectores», expresó Jorge Palombo.
«Creemos que no se puede retroceder. No hay manera de volver a consagrar la impunidad en el país. La defensa de los juicios es la defensa de todos los derechos que hemos logrado alcanzar. Van primero por esto, y después por todos los otros derechos, porque la impunidad no es solo con los genocidas, sino también con la impunidad de los grupos económicos. Creemos que claramente hay algunos sectores que apoyaron a este gobierno y que ahora quieren cobrarse ese apoyo”,puntualizó la abogada de Hijos Rosario, Nadia Shujman.
Mientras la música sonaba, una señora vociferó desde una esquina: ¡¡HIJOS DE PUTA!!, contó el fotógrafo del periódico el Eslabón, Javier García Alfaro: “Creo que nadie la registro. Había música, banderas y abrazos, muchos abrazos. ¡Chau, mamá, no te enojes!, le dije, y la perdí de vista.”