En esta imagen está la esperanza: cientos de niños, niñas y adolescentes marcharon en Rosario. Los hijos de los hijos levantando las pancartas con los rostros de los 30 mil desaparecidos. Y miles, marchando este 24 de marzo, a 40 años del golpe cívico militar que instauró el terrorismo de Estado en Argentina. Una marcha histórica y cargada de emoción en Rosario, con más de 25 cuadras colmadas de familias, militantes y organizaciones sociales, gremiales, políticas, artísticas y estudiantiles.
Por María Cruz Ciarniello
Uno
Recién son las 16 de la tarde y la plaza San Martín se va llenando de vida. Banderas de organizaciones, rostros, siempre jóvenes, en esas fotos que la memoria nos trae una y otra vez. Donde ayer hubo vallas y policías para recibir al presidente Macri, hoy, una instalación arquitectónica recorre 40 años de movilizaciones populares.
En el centro de la plaza, los payasos autoconvocados retratan la escena. Hacen arte, y el cuerpo habla. Sobran las palabras: el gendarme con un silbato en la boca dicta la orden.
Alrededor de la estatua de San Martín, las revistas de la Garganta Poderosa se lucen bajo el sol de otoño. En una de sus tapas, Hebe de Bonafini alza su grito, así como también lo hace Estela, y Julio López.
En otro extremo, los guardapolvos blancos llevan los nombres de docentes desaparecidos durante la última dictadura cívico –militar. Graciela Lotufo y Ana Maria Gutierrez son algunas de las maestras que nos faltan.
Los abrazos son reparadores. El aire se respira con fuerza mientras los reencuentros se disfrutan tanto como el mate que acerca una compañera.
La sonrisa –a pesar de Obama- está de nuestro lado. ¿Quién dijo que todo está perdido?
-Es mi primera marcha con Elena,- cuenta Marina, sonriente y orgullosa por traer por primera vez, a su hija de apenas 3 años.
Un hombre entrecano se detiene y fija su mirada en aquella instalación que recorre nuestra historia. Un flasback eriza la piel. Fotos en blanco y negro retratando las primeras marchas de los organismos de derechos humanos. Y otras, que recuerdan a Jere, a Mono, a Patom, a Pichón, a Franco. A los pibes que en democracia, desaparece la policía.
Las manos aferradas a esas otras –más pequeñas- nos hablan del futuro. Que un abuelo de 75 años camine junto a su nieta de 13, o que un hijo de 40 lleve en brazos a su bebé de meses, es una de las tantas fotos de la memoria. No hace falta más que esa imagen para entender la dimensión de una lucha que iniciaron las Madres y las Abuelas, en medio del desamparo y el terror instalado.
Dos
El reloj marca las 18. Una hora de retraso para la salida pautada de la marcha.
Somos miles. 30 mil cuerpos gritando Nunca Más. Y más todavía. La marcha es una de las más multitudinarias de los últimos tiempos. Se cumplen 40 años de lo que fue el inicio del Terrorismo de Estado en Argentina. Y aunque el contexto político actual atente contra los derechos conquistados, la masividad de esta marcha marca un destino: no hay ni habrá margen para el retroceso, aunque así lo quiera el actual gobierno nacional.
Quienes encabezan la columna son los tradicionales organismos de Derechos Humanos. “Madres de Plaza 25 de mayo”, es la bandera que inicia los primeros pasos. Las Madres no estan allí, sino que aguardan el abrazo infinito de miles de personas en el lugar donde las rondas dignifican su historia: la plaza 25 de mayo y a metros de un Monumento a la Bandera que la noche anterior las homenajeó en una vigilia de canciones y amores.
Tres
“El 24 de marzo es un día doloroso, y este año, más doloroso todavía por lo que significan los despidos, la impunidad, el gatillo fácil. Recuerdo que en las primeras marchas eran más servicios marchando que los compañeros propios. Hoy somos miles, y es imposible no homenajear a las Madres y a los compañeros en todo el país que lucharon contra la impunidad”, dice Sonia Alesso, secretaria general del gremio de CTERA quien también recuerda en este día, al docente asesinado en una represión policial, Carlos Fuentealba. “Particularmente los maestros, marchamos en el contexto de un paro nacional el 4 de abril porque se pretende cerrar la causa Fuentealba II y que haya impunidad para los asesinos de nuestro compañero”. También rescatará la importancia de ver tantos pibes jóvenes en la marcha, y de lo que –desde las escuelas- se intenta transmitir. “Esta semana presentamos dos documentales que recogen la historia de la imposición del nombre Madres de plaza 25 de mayo y de Sonia Gonzalez, una detenida desaparecida del barrio La Tablada, obrera del Swift a los 18 años, que habla de una tarea silenciosa pero constante de la recuperación de la memoria y eso emociona. Hoy estamos acá, con los guardapolvos de los maestros desaparecidos, con sus nombres, con sus caras, para demostrar que están más presentes que nunca. Y emociona ver a tantos jóvenes en la marcha. La mitad de los que vivimos hoy en las marchas no vivieron en dictadura, y este pasaje de la memoria que hacemos para mantenerla viva en las escuela y las organizaciones ha sido una batalla contra el olvido que seguimos ganando.”
Lucas es hijo del recordado sacerdote tercermundista Santiago Mac Guire. Hace ya varios años que vive en Capital Federal pero para este 40 aniversario del golpe eligió marchar en la ciudad donde creció, junto a compañeros y amigos de toda la vida. “40 años es básicamente la edad de casi todos nosotros y nosotras, y es la referencia que he tenido toda mi vida: luchar por esta causa, visibilizarla en distintas etapas. Cuando fui chico, de una manera más dolorosa. Y hoy, más maduro. Hace muchos años que vivo en Buenos Aires, y volver acá, y encontrar nuevas generaciones es súper emotivo. Así como encontrarnos a nosotros, cambiados pero de pie”.
La militancia de Lucas se trasluce en su hacer cotidiano. Desde hace varios años integra la Asociación Migue Bru, una organización que nació del dolor, en tiempos donde el menemismo sembraba impunidad y un claro recrudecimiento de la violencia policial. Miguel Bru fue un estudiante de periodismo desaparecido y asesinado por la policía en la ciudad de la Plata. Año 1993. Su mamá, Rosa, fue quien levantó la bandera y el reclamo por justicia. Pero no lo hizo sola. Se acercó a las Abuelas y las Madres. Encontró en los organismos de Derechos Humanos, un espacio donde aprender a luchar, a no bajar los brazos. A no rendirse.
“Me inquietaba mucho esta situación de los jóvenes criminalizados y hoy trabajo en un proyecto que es la Casa de Cultura y Oficio Miguel Bru, no solo laburando desde la formación, sino también en casos concretos de asesinatos a manos de las fuerzas de seguridad”. En ese vínculo con los organismos y las organizaciones, Lucas encontró su lugar, su familia. “Rosa Bru y el grupo de amigos y familiares de la facultad de periodismo de La Plata entendieron inmediatamente en un año que era el peor de las desolaciones, con hambre, ajuste, represión, que tenían que ir al lugar indicado: se acercaron a Madres, Abuelas, APDH. Rosa admira a Estela, y es emocionante ver cómo Estela la quiere la cuida, la reconoce. Encontraron ese umbral en una época verdaderamente de recrudecimiento policial, todavía estaba la patota de Camps.” Antes de despedirse, el recuerdo es para su papá: “Mi viejo se fue en el 2001. Es un orgullo para todos los que sabemos quién fue Santiago, quienes fueron sus compañeros, y otros curas renunciantes. Para mí es una alegría estar acá.”
La marcha está por partir. Florencia Garat, integrante de Hijos Rosario, suelta algunas palabras, marcadas por la emoción y los “sentimientos encontrados”: “Haber recorrido un camino larguísimo y todo lo que significa y por otro lado, un contexto que en lo personal da mucho miedo, en cuanto a la continuidad de las políticas de derechos humanos que eran sostenidas por la voluntad de un gobierno que las impulsaba, y ahora, esto que parece ser un retroceso en toda materia de derechos humanos, no solo en lo que refiere a los juicios”, dice, bajo una mezcla de desesperanza y al mismo tiempo, una resistencia que obliga a no perder la alegría, a pesar de todo. “Ayer estuve en una escuela y hablar con los chicos de la secundaria que se criaron en otro contexto, es fundamental, ellos siguen escuchando lo que tenemos para decir”.
Entre la cientos de columnas que se acomodan para marchar, se encuentra la CTA Autónoma y allí la vemos a Liliana Leyes, activa e histórica militante de Ate Rosario. Lleva entre sus manos una pancarta con el rostro de una joven desaparecida: Adriana Tasada.
¿Qué significan estos 40 años? Dice Lili: “Levantar a través de la memoria, la construcción del poder popular que tenemos. Hace 40 años se producía un golpe militar que era primordialmente contra la clase trabajadora. Hoy marchamos y queremos construir un país libre, equitativo y con justicia social. Llevamos los rostros de 21 mujeres desaparecidas, para traerlas a la memoria. Yo llevo la de Adriana Tasada. Ella tuvo que ver con la vida de mi compañero, Alejandro, mi marido, era compañero de la hermana de Adriana, vivieron muchos momentos. Y luego de que asesinan a Adriana acompañó a Laura, en todo lo que tuvo que ver con los juicios. Hoy no está Alejandro y no está Adriana, y a mí me pareció muy importante llevar esa imagen”.
Miltón es uno de los jóvenes que creció en Ludueña junto a Pocho Lepratti y hoy integra el Bodegón que lleva el nombre del militante asesinado en el 2001. Allí están presentes en la marcha, también las organizaciones que en los barrios, buscan sembrar justicia y los sueños de los 30 mil.
“Después de 40 años que haya gente que esté generando espacios en donde poder hacer un taller con los pibes, y también para la gente en los barrios, que se puedan construir estos espacios, eso quiere decir, que por lo menos la idea de que este país sea diferente, todavía está. Es necesario recordar lo que pasó en ese momento y recordar que aquellas cosas que están pasando en este último tiempo, no vuelvan a pasar”.
El grupo Arte x Libertad dejó estampados dos murales: también los pinceles hablan y denuncian cada 24 de marzo: “Robo de bebés, nunca más”. Y en el Pasaje Juramento, recibiendo a las Madres: “A 40 años, la lucha sigue”.
Esteban Vazquez, periodista de Rosario, está junto a su compañera Marina y a Elena, su hija de 3 años. Por primera vez, los tres marchan juntos.: “Estamos en un momento muy complicado. Yo pienso que el gobierno de Macri es una especie de restauración de lo que fue el gobierno de Menem, que fue una restauración de la dictadura en tanto modelo económico. Tengo la esperanza que en la última década y media, se haya construido una base de gente que entró en la política en un estado de mucha expectativa y descubrió la militancia. Y la expectativa es que sobre esa base se construya nuevos paradigmas para generar espacios de pensamiento”.
Marina , a su lado, rescata la necesidad de salir a la calle. “Este año especialmente lo siento como que había que salir por lo que representan los 40 años del golpe pero sumado a la realidad de lo que estamos viviendo hoy. Yo soy de esas que lamentablemente creí que algunos derechos estaban ganados. Hoy sentimos que teníamos que salir los tres”.
Cuatro
Más de 25 cuadras, colmadas de banderas, organizaciones, familias. Más de 35 mil personas marchando para decir Nunca Más. Más de cuatro horas de una movilización histórica e involidable. No solo en Rosario. También lo fue en Córdoba y en Capital Federal.
La visita de Barack Obama –que más allá del anuncio por la desclasificación de los archivos de la dictadura, esconde los acuerdos del libre comercio entre Argentina y Estados Unidos – fue un acto de provocación y así lo entendieron los organismos de derechos humanos que decidieron no participar del acto que ofició el presidente Macri junto a Obama en el Parque de la Memoria. Obama jamás pidió perdón por los crímenes que las dictaduras militares cometieron en la región, apoyadas y financiadas por los Estados Unidos, una de las potencias que viola a diario los derechos humanos en el mundo entero.
El documento central que se leyó en el Monumento a la Bandera, dedicó palabras de repudio a la visita de Obama en el Día de la Memoria. “En esos años Argentina no estaba ajena a los procesos de liberación en América Latina. Es por esa razón que los aliados internos del imperialismo en cada país de nuestro continente aplicaron la misma estrategia represiva. Utilizaron los ejércitos locales, formados estos en la doctrina francesa con la ayuda y la logística del ejército norteamericano y el posgrado en genocidio que dictó a los militares argentinos en la Escuela de las Américas. De allí que consideremos una provocación la invitación, para esta fecha, del presidente Mauricio Macri al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.”
También , este mismo documento consensuado por cientos de organizaciones sociales, subrayó duras críticas a la actual gestión del gobierno nacional que preside Mauricio Macri: “El gobierno de Mauricio Macri retoma las recetas neoliberales, con su plan de endeudamiento, de entrega y dominación. Promueve el perdón de los crímenes de lesa humanidad, desvirtúa el sentido profundo de la lucha por los derechos humanos, persigue y reprime a los militantes sociales, gremiales y políticos, despide a los trabajadores y vacía al Estado.”
Hubo reclamos también para el actual gobierno provincial y un pedido concreto: la expropiación del ex centro clandestino de detención conocido como La Calamita. “Reclamamos que esos lugares sean espacios de memoria y testimonio vivo de lo que fue el terrorismo de Estado. En este marco debemos remarcar que uno de los que funcionó en nuestra región, La Calamita, corre serios riesgos. En diciembre de este año se vence la Ley de expropiación de ese ex centro clandestino. El gobernador Miguel Lifschitz no puede demorar ni una semana más y exigimos que ejecute, como resolvió la Legislatura de nuestra provincia, la definitiva expropiación de La Calamita.”
Fundamental mención se realizó a la necesidad de defender el procesos de enjuiciamiento a los genocidas así como también, avanzar sobre las responsabilidades civiles: “Desde la reanudación de los juicios a los responsables del terrorismo de Estado, 632 asesinos y torturadores fueron condenados, de los cuales solo la mitad está en unidades penitenciarias. Casi mil todavía están procesados sin sentencia. Aquí debe mencionarse la complicidad de la justicia que opera al servicio de la impunidad y que se resiste a ponerse al servicio de las mayorías y a democratizarse. No nos olvidamos que muchos represores continúan prófugos, entre ellos numerosos civiles. Ese comportamiento del poder judicial se potencia cuando los acusados son los grandes empresarios instigadores, cómplices y beneficiarios de la dictadura, de apellidos como Acevedo, Blaquier, Herrera de Noble, Mitre, Magnetto o Massot.”
Se recordó especialmente a Julio López, a Silvia Suppo, a las víctimas del 2001, a los pibes asesinados por la polícia.
Y entre las consignas finales, se exigió la liberación inmediata de la militante social injustamente encarcelada, Milagro Sala, así “como la derogación de la Ley Antiterrorista y de todas las normativas y legislaciones que prentendan penalizar el ejercicio de las libertades democráticas y el derecho a las manifestaciones sociales. Exigimos la derogación del protocolo antiprotesta del gobierno nacional y que el gobierno provincial no aplique éste ni otro similar en Santa Fe.”
Afuera del Monumento, estaban las murgas y organizaciones sociales y políticas con reclamos que se hicieron oir en la Plaza 25 de Mayo, donde se llevo el acto “Contra la impunidad de ayer y hoy”, haciendo hincapié, sobretodo, en la continuidad de un aparato represivo que nunca fue desmantelado.
Mientras tanto, más columnas arribaban tras largas horas de caminata. Eran pasadas las 9 de la noche y conmovía aún ver, a un gran número de personas marchando. El Monumento rebalsaba.
La movilización de este 24 de marzo fue infinita. Un golpe al corazón en el momento más indicado y con un mensaje contundente: con ternura venceremos. Nunca Más.
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