Cuatro condenas a prisión perpetua -entre ellas para Luis Abelardo Patti – y seis absoluciones fue el fallo que dictó el Tribunal Oral N° 2 en la causa donde se investigó el secuestro y posterior asesinato de los militantes peronistas Eduardo Pereira Rossi y Osvaldo Cambiaso, en el año 1983. Más allá de la sensación contradictoria que deja la sentencia, se destaca la importancia y el valor de haber alcanzado esta instancia judicial.
Por María Cruz Ciarniello
Cuatro condenas a perpetua y seis absoluciones fue el resultado del fallo del Tribunal Oral N° 2 compuesto por los jueces Jorge Venegas Echagüe, Omar Digerónimo y Beatriz Baravani, en el marco de la causa en la que se ventilaron los delitos de lesa humanidad cometidos contra los militantes Eduardo Pereira Rossi y Osvaldo Cambiaso.
La sentencia se leyó pasado el mediodía. A la espera de una nueva condena en el marco de lo que fue el genocidio perpetrado durante la última dictadura cívico – militar en Argentina, se encontraban militantes sociales, organismos de Derechos Humanos, el Espacio Juicio y Castigo Rosario, concejales/as de la ciudad y organizaciones sociales, gremiales y políticas. También viajaron desde Buenos Aires, ex compañeros de militancia de Intransigencia y Movilización, del que participaba el “Carlon” Eduardo Pereira Rossi y Osvaldo Cambiaso.
El ex comisario bonaerense Luis Abelardo Patti y el ex policía Amadeo Spataro recibieron las penas de prisión perpetua, al ser encontrados coautores materiales de los delitos de privación ilegal de la libertad, tormentos y homicidio, en todos los casos con agravantes. Esta misma condena pesó para el entonces jefe del Destacamento 121 de Inteligencia de Rosario, Pascual Guerrieri, y su segundo, Luis Américo Muñoz, considerados coautores mediatos de estos mismos delitos.
La satisfacción al escuchar estos fallos explotó en aplausos y en gritos de desahogo que acompañan cada una de las sentencias en los juicios de lesa humanidad. La bronca llegó cuando el Tribunal dictó la absolución –en un fallo en disidencia- para el dictador Reynaldo Bignone, para el ex jefe del Departamento III de Operaciones del Comando del II Cuerpo del Ejército, Rodolfo Rodríguez y para los cuatro integrantes del Personal Civil de Inteligencia: Juan Andrés Cabrera, Ariel Antonio López, Walter Dionisio Salvador Pagano y Carlos Antonio Sfulcini.
La abogada de Hijos, Nadia Shujman, quien representó la querella de Ethel y Gladys Cambiaso, anticipó que las absoluciones serán apeladas ante la Cámara de Casación Penal. Pese a la satisfacción por las perpetuas a Patti y a Spataro, perdura la amarga sensación que arroja la absolución para uno de los máximos exponente del genocidio, Reynaldo Bignone.
“Estoy muy enojada con esta sentencia pero tampoco voy a permitir que nos roben la alegría porque llegar hasta acá fue muy costoso. Era impensable hace unos años, y llegamos a este momento que es un mojón en la causa. Este fallo lo vamos a apelar. Obviamente rescato las perpetuas a un personaje como Patti, Spataro, Guerrieri y Muñoz. Me parece inadmisible e inexplicable que Bignone no haya sido condenado y que Rodriguez que era el jefe de operaciones tampoco, cuando estaba todo acreditado. Tenemos el consuelo que todos están condenados en otras causas, osea que no se van a ir a sus casas en libertad”, expresó Nadia a la salida del Tribunal.
La bronca podía leerse en su mirada así como también, la satisfacción plena de haber logrado lo que parecía –tal como sostuvo – un imposible: llegar a una condena por el asesinato de los dos militantes del movimiento peronista. En este sentido, la abogada resaltó la participación de organizaciones, de militantes y abogados y fundamentalmente la del fiscal Juan Patricio Murray. “Juan fue un actor fundamental para llegar a esta instancia, para que la cosa juzgada caiga. Y la defensa lo sabe y por eso lo persigue”.
Contundente en sus declaraciones, Shujman alentó a continuar apoyando el proceso de juicio y castigo: “Que no nos roben la alegría. La calle es nuestra. Vamos a seguir hasta terminar de juzgar la última causa”.
Las querellas restantes estuvieron representadas por Santiago Bereciartúa de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y Eliana Masegosa por la Secretaría de Derechos Humanos de la pcia. de Buenos Aires. Los fiscales actuantes, con una gran labor en este juicio, fueron Adolfo Villate y Federico Reynares Solari. Cabe destacar el rol fundamental que cumplió Juan Murray para lograr la reapertura de la causa.
Norma Ríos, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, siguió cada una de las audiencias de este juicio. “Escuchar la frase del juez de que están en libertad, es un golpe al corazón y al estómago. Pero bueno, tenemos la tranquilidad de que están todos condenados por otras causas. Había muy pocos testigos y lo más concreto que se tenía eran las declaraciones de Constanzo. Fue muy complicado. Fue una bronca pero no hay que verlo con desesperanza. Vamos a seguir luchando sin tregua. Lo que es incomprensible es la libertad de Bignone porque le hace creer a los jueces que él no sabía nada. Y esto, a esta altura, es una ingenuidad que no cabe para ninguno de los jueces”, declaró en diálogo con Enredando.
También lamentó la ausencia de público durante las audiencias del juicio y la importancia de que, para la lectura de la sentencia, hayan ingresado estudiantes de Derecho a la sala, una de las tareas que emprendió la APDH. “Los juicios son fundamentalmente políticos, y es importante que la calle esté llena y las salas llenas. Eso faltó en este juicio. Hoy, si bien no había muchas pruebas en cuanto a testimonios, eran militantes muy recordados, sucedió sobre el filo del final de la dictadura. Uno venía del exilio y otro de la cárcel y demostraban que la resistencia existía. Porque esto rompe también con el discurso del terror y de que nada se podía hacer. Cambiaso y Pereyra Rossi forman parte de los ejemplos que siempre damos como símbolos de resistencia. Ellos estaban rearmando política para sacar un país que había pasado un genocidio.”
Florencia Del Negro, presidenta de Apdh Rosario destacó por su parte, la necesidad de reforzar el acompañamiento en cada uno de los juicios. “Es necesario reforzar la participación. Los juicios son ahora.”
“Es una sensación contradictoria. Porque vemos como la justicia mira para otro lado, y no condena a quienes también fueron parte de ese secuestro y ese asesinato. En la primera sentencia que estuvimos en el juicio a Feced, también tuvimos un sabor agridulce porque hubo condenas para algunos y a otros no les habían dado la suficiente cantidad de años como habíamos pedido. Pero más allá de esto, como tardamos 33 años en lograr la justicia, tenemos más tiempo por delante para seguir peleando. Lo más importante es poder luchar y concretar esa patria por la que dieron su vida, el Viejo, el Carlón y tantos otros compañeros. Ese es el mayor compromiso que podemos tener todos. No solo una condena de la justicia, sino construir la patria que ellos querían y no esta patria que estamos viviendo ahora que es solo para unos pocos” dijo José Pepe Berra, compañero de militancia de Cambiaso y Pereira Rossi, además de ser un sobreviviente del terrorismo de Estado.
Profundamente conmovido estaba Noelio Maya quien viajó desde Buenos Aires para presenciar el fallo. “El Flaco (Eduardo Pereira Rossi) era un tipo excelente. Era un cuadro político impresionante, era solidario, entregado a la militancia. En aquel tiempo yo tenía 24 años, y el tenía 30 y pico, y nos cuidaba mucho a nosotros que eramos de otra generación”, señaló a enREDando. Frente a los micrófonos, Noelio no pudo terminar su frase. Lo invadió la emoción y el recuerdo fresco de quien fuera su compañero. “A mí me parece que fue ayer. No nos queda otra que seguir peleando. Ahora parece que volvimos 30 años para atrás. Y todo lo que el Viejo y el Carlón nos decía está vigente, y por eso tenemos que seguir para adelante. Con el Flaco nos íbamos a cualquier hora de la madrugada, a buscar compañeros, y así íbamos organizando el espacio Intransigencia y Movilización Peronista. Nos cuidábamos mucho. Los compañeros de aquella época era gente a la cual vos le podías dar tu vida en la mano”.
Eduardo Pereira Rossi y Osvaldo Cambiasso, “El Carlón” y “El Viejo”, como le llamaban sus compañeros de la militancia de Intransigencia y Movilización Peronista fueron secuestrados el 14 de mayo de 1983 en el bar Mágnum, ubicado en Córdoba y Ovidio Lagos, por un grupo de cinco personas. Los arrastraron fuera del bar y los subieron a una camioneta. La “patota” de secuestradores estaba conformada por miembros del Ejército Argentino pertenecientes al Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario.
Durante el tiempo que estuvieron secuestrados los golpearon y torturaron. Horas después fueron trasladados a la provincia de Buenos Aires y entregados a otra patota integrada por Luis Abelardo Patti, Juan Amadeo Spataro y Rodolfo Rodríguez, por entonces funcionarios policiales del Comando Radioeléctrico dependiente de la Unidad Regional de Tigre. Cambiaso y Pereira Rossi fueron finalmente asesinados producto de los disparos de arma de fuego que recibieron cerca de la localidad de Lima, sobre un camino rural a dos kilómetros de la ruta Nacional 9. Todo quedó simulado como un enfrentamiento con la Policía. Durante todo este proceso judicial, tanto la Fiscalía como los abogados de la querella, intentaron demostrar que “las muertes no se dieron en un enfrentamiento armado sino que ambos fueron secuestrados, torturados y asesinados en un operativo conjunto entre el I y II Cuerpo del Ejército”.