Rosario fue sede el Encuentro Nacional LGTBIQNB+, una posta donde se reunieron activistas de 21 provincias argentinas para discutir las deudas y desafíos de la diversidad sexual durante la presidencia de Javier Milei. “El gobierno nos eligió como enemigues”, advirtieron.
Fotos: Rayen Perreta
Con una invocación a la ancestralidad disidente, el Encuentro Nacional LGTBIQNB+ de Rosario 2024 marcó un hito en la historia social de la ciudad. Más de mil activistas de 200 organizaciones provenientes de 21 provincias argentinas gritaron bien fuerte que “a los closets y a la cárcel no volvemos nunca más”. Así lo expresó el documento que sintetizó cuatro días de trabajo en 25 talleres que se desarrollaron en la Facultad de Humanidades de la UNR, y que incluyó una movilización por la peatonal hasta el Galpón de la Juventud. Allí también tuvo lugar una feria, una kiki ballroom y un poco de musiquita para relajar las cuerpas después de intensas jornadas de tejes y debates.
La apertura, en el Centro Cultural Fontanarrosa el 20 de junio por la tarde, no fue azarosa: allí se realizó en 1996 el primer encuentro bajo la consigna “a orillas del Paraná nace otra bandera”. Entre sus pioneras se cuentan a Lohana Berkins, Carlos Jarugui, Alejandra Sardá, Rafael Freda, Marcelo Ferreyra y el rosarino Guillermo Lovagnini, en aquel entonces miembro del histórico del Colectivo Arcoíris: “Fue la primera vez que la diversidad sexual se juntó y salió la primera marcha del orgullo en la ciudad”, recordó el activista. En efecto, la movilización se transformó en la primera vez que gays, lesbianas y travestis realizaban una demostración política de su organización.
Las memoriosas recuerdan que por la noche hubo una celebración en el bar Isadora de Moreno al 400 que terminó con una redada policial y varios militantes presos por orden de la jueza Liliana Pucio, titular del Juzgado de Faltas N° 2. La magistrada fue responsable del calvario que sufrieron las travestis y trans entre los 80’ y 90’, amparada en los viejos códigos de faltas. Ahora las sobrevivientes de esa historia fueron las que encabezaron la movida en los talleres sobre memoria y reparación histórica que tuvieron lugar el viernes por la mañana, y durante la reposición de la obra “Finalmente Reparadas” en la sala de teatro de la Asociación de Empleados de Comercio.
“Yo vengo de una época muy difícil donde desaparecíamos, no nos encontrábamos. Estos son espacios donde reconstruimos nuestras vidas porque nos encontramos acá, mujeres grandes que no nos veíamos hace más de 15, 20 años y es maravilloso, ¿me entendés?”, dijo Carolina Figueredo, integrante del Archivo de la Memoria Trans de Buenos Aires. ¿Te imaginabas hace 20 o 30 años atrás estando acá? le preguntó Enredando. La mujer responde que no, que en esa época andaba corriendo por la ruta 22 de Neuquén escapando de la policía, una postal que recorre las 24 provincias argentinas y se repite en casi todas las historias de las mujeres trans y travestis mayores de 40 años.
En Santa Fe, en el año 2018, el Poder Ejecutivo las incluyó entre las beneficiarias de las pensiones que otorga el gobierno provincial a las ex presas y presos políticos de la última dictadura cívico – militar. Cinco años más tarde, las organizaciones de la diversidad lograron una reparación histórica para las perseguidas en democracia durante el período 1983 – 2010, cuando el Senado provincial derogó los códigos contravencionales. Sin embargo, a nivel nacional todavía no prosperó ninguna iniciativa similar así como tampoco en el resto del país y el pronóstico parece reservado en función del avance de las fuerzas conservadoras en el congreso.
Los derechos que supimos conseguir
“Para evitar que nos quiten los derechos que tanto nos costó conseguir tenemos que salir a la calle y olvidarnos que tenemos bardo entre nosotres”, dijo Soto de 22 años, quien concurrió al taller sobre participación política. Durante el debate se hizo hincapié en la necesidad de poner paños fríos a las diferencias entre las organizaciones y pensar estrategias frente al crecimiento exponencial de sectores políticos abiertamente anti LGTB. “Más allá de las diferencias partidarias o de concepción de los temas, hay que buscar una posición común en este contexto”, subrayó.
La definición de que “el gobierno nos eligió como enemigos” circuló de manera muy fuerte durante todo el encuentro y quedó plasmado en la declaración final: “Necesitamos defendernos porque estamos siendo nuevamente atacades por un proceso político, social y cultural de violencia contra nuestras existencias, identidades y derechos”, apuntaron. En esta línea, Federico, un activista rosarino de 40 años, advirtió que no solo están en riesgo los derechos de la diversidad sexual, sino los de toda la población: “Esto no pasa solo en Argentina, hay una avanzada del facismo en todo el mundo”.
Sofía, asistente al taller sobre Educación Sexual Integral, comentó que durante la jornada “se tejieron redes, se contaron experiencias, se dieron tips para seguir avanzando porque la ESI es un derecho”. La joven también participó del espacio sobre bisexualidad que tuvo lugar el sábado por la mañana: “Tuvimos un momento de encontrarnos entre nosotres, conversamos mucho de la historia de la bisexualidad, de esta invisibilización constante, de los prejuicios y de cómo según diferentes estadísticas la bisexualidad es una de las identidades más grandes pero que al mismo tiempo está más segregada”, explicó.
En el taller sobre trabajo sexual, la novedad fue que no faltaron los sectores abolicionistas como sucede en los encuentros de mujeres, aunque les participantes aseguraron que la discusión se dio “en un marco muy amoroso y de respeto”. Julián, un joven de 30 años que activó durante años en organizaciones de la diversidad, expresó que a pesar del paso del tiempo las deudas con les trabajadores sexuales siguen siendo las mismas: dificultades para acceder a la atención en salud, vivienda y por supuesto la imposibilidad de tener una jubilación. “Recrudeció mucho la violencia institucional en este tiempo, todo es bastante desalentador”, agregó.
Las que corrieron, las que caminaron y las que siguen corriendo
El Encuentro Nacional LGTBIQNB+ dejó como saldo innumerables pistas para seguir luchando, aún en medio del oleaje fascistoide que parece haber copado la agenda pública. El cruce entre distintas generaciones de activistas y militantes, con todos sus matices, habla de un movimiento que sostiene la potencia de los mejores años y se reconfigura como una posta para reunir a la tropa en medio del temporal.
Es cierto que algunas corrieron para que otras puedan caminar, pero no es menos cierto también que la batalla aún no se termina y que el puente entre las viejas y las nuevas es vital para seguir en carrera. “No desesperes mariquita linda” cantó Susy Shock en las vísperas de la noche mileista. Habrá que recordar que las noches siempre fueron nuestras, y que a pesar de todo, siempre es posible construir un nuevo amanecer.