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Hambrientos de tierra

  • 11/08/2014
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GRAIN realizó un profundo análisis de la información existente para darse cuenta de lo que está pasando y el resultado es muy claro: más del 90% de las y los agricultores del mundo son campesinos e indígenas, pero controlan menos de un cuarto de la tierra agrícola mundial . Y con esa poca tierra, la información disponible muestra que producen la mayor parte de la alimentación de la humanidad. 

Por GRAIN

Quienes forman parte de las organizaciones campesinas e indígenas alrededor del mundo y todos quienes mantienen alguna cercanía y solidaridad con sus luchas saben que la escasez de tierra y la expulsión desde el campo son hoy procesos extremadamente agudos. Sin embargo, una cantidad importante de expertos no dejan de asegurar que la mayor parte de la tierra sigue en manos campesinas e indígenas.

GRAIN realizó un profundo análisis de la información existente para darse cuenta de lo que está pasando y el resultado es muy claro: más del 90% de las y los agricultores del mundo son campesinos e indígenas, pero controlan menos de un cuarto de la tierra agrícola mundial . Y con esa poca tierra, la información disponible muestra que producen la mayor parte de la alimentación de la humanidad. Si campesinado y pueblos indígenas siguen perdiendo su tierra, estaremos frente a procesos de exterminio de pueblos y culturas, y el mundo perderá su capacidad de alimentarse. Necesitamos urgentemente devolver la tierra a manos de los pueblos del campo, y luchar por procesos de reforma agraria y restitución territorial que hagan real el derecho a una vida digna y a existir como pueblos de casi la mitad de la humanidad y simultáneamente permitan asegurar mejores sistemas alimentarios.

Al inaugurar 2014 como el Año Internacional de la Agricultura Familiar, José Graziano da Silva. Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) se extendió en alabanzas sobre la agricultura familiar y señaló que las familias agricultoras manejan actualmente la mayor parte de las tierras agrícolas mundiales1 – la friolera de 70% según su equipo.2 En otro estudio publicado por varias agencias de Naciones Unidas en 2008 se concluyó que los pequeños agricultores ocupaban el 60% de la tierra arable mundial.3 Otros estudios han llegado a conclusiones parecidas.4 Con tales cifras, no es sorpresa que los temas de reforma agraria o restitución territorial ni siquiera se mencionen.

Si la mayoría de la tierra de cultivo está en manos campesinas, ¿por qué existen tantas organizaciones campesinas e indígenas que claman por redistribución de tierras y reforma agraria? Porque pese a lo que se diga, no tienen ni remotamente la mayoría de la tierra y, en realidad, en todas partes, el acceso a la tierra de los pueblos rurales está siendo atacado. Desde Honduras a Kenia y desde Palestina a Filipinas, los pueblos han sido desalojados de sus campos y poblados. Aquéllos que resisten están siendo encarcelados o asesinados. Luchas agrarias masivas en Colombia, protestas de líderes comunitarios en Madagascar, marchas nacionales de gente sin tierra en India, ocupaciones en Andalucía – la lista de acciones y luchas suma y sigue. En resumen, la tierra se está concentrando cada vez más en manos de los ricos y poderosos, no en la de campesinos e indígenas.

En relación a la producción de alimentos, escuchamos mensajes contradictorios. En los últimos años, más y más centros académicos y organismos internacionales han reconocido que más de la mitad de los alimentos viene de la pequeña agricultura, y especialmente del aporte de las mujeres. Pero llegado el momento de buscar una solución al hambre, sólo se escucha de apoyar grandes concentraciones de tierras, agricultura industrial, monocultivos transgénicos, etcétera. Todo esto, porque el sistema industrial sería “más eficiente”.

Al mismo tiempo, se nos dice que el 80% de la gente con hambre a nivel mundial se concentra en áreas rurales y muchos de ellos son agricultores o trabajadores agrícolas sin tierra.

¿Cómo encontrarle sentido a todo esto? ¿Qué es verdad y qué no? ¿Qué debemos hacer para hacer frente a estos desequilibrios? Para ayudar a responder algunas de estas preguntas, GRAIN decidió efectuar un examen más profundo de estos hechos.5 Examinamos país por país la información disponible sobre cuánta tierra está realmente en manos del campesinado y los pueblos indígenas y cuánto alimento producen en esa tierra.6

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