La militancia por la Educación Sexual Integral es la clave para exigir su efectivo cumplimiento en las escuelas y también en otros espacios por fuera del ámbito educativo. Estudiantes, trabajadorxs del Estado, docentes y organizaciones feministas ponen el cuerpo y se organizan para defender un derecho contemplado hace 15 años en Argentina. En Santa Fe todavía se espera que el Senado apruebe la ley provincial que a fin de año perdería estado parlamentario.
“La Esi no es una opción, es un derecho”, dicen lxs alumnxs del colegio San José de Rafaela. Es 30 de julio y frente a las puertas de la institución, un numeroso grupo de estudiantes -junto a organizaciones y autoconvocadxs- se concentra para hacer pública una carta abierta dirigida al cuerpo directivo de uno de los colegios confesionales más importantes de la ciudad. Es que dos días antes conocían la denuncia por el abuso sexual que sufrió una niña de segundo grado al interior del establecimiento.
La voz de lxs estudiantes se hace escuchar: con firmeza reclaman a la institución el cumplimiento de un derecho humano contemplado hace quince años en la ley nacional 26.150: la Educación Sexual Integral. “Si bien sabemos que en la página web del colegio, en el apartado de Proyecto Educativo Institucional se menciona un supuesto “Proyecto de Educación Sexual Integral” nosotros bien podemos afirmar, desde las experiencias que vivimos y transitamos en el Colegio, que esa educación no es más que una reducción de la ley a una “Educación para el amor” que se enmarca sólo en concepciones religiosas de la vida, biologicistas y reduccionistas, que dejan de lado el poder de transformación social y empoderamiento (ligado al conocimiento integral) de las infancias y adolescencias al cual apunta la ley 26.150”, denuncian en la carta.
Allí también dicen: “trabajar la educación desde la integralidad de la ESI es hacer a los niños, niñas y adolescentes más libres, más empáticos y más críticos. También es darnos la posibilidad del autoconocimiento, velar por vínculos menos violentos, enseñar el respeto, dejar atrás viejas concepciones, trazarnos y acompañarnos en el camino para poder vivir una sexualidad plena, entendiendo a la sexualidad como un aspecto innegable y constitutivo de nuestras vidas, desde un sentido amplio”.
Lxs estudiantes aseguran que si la Esi “se hubiera implementado como corresponde, probablemente no hubieran sucedido los distintos hechos que se han ido conociendo. Resulta una real pena que tengamos que llegar a estas situaciones (en las cuales se dejan rastros, traumas, daños físicos y psicológicos, miedos de por vida a una niña) para que exista un punto de inflexión que permita que las autoridades correspondientes tomen las medidas necesarias para generar una genuina transformación desde y para la propuesta educativa.”
Lxs estudiantes se han transformado en un sujeto político clave para exigir el efectivo cumplimiento de la ley que aún sigue siendo dispar en Argentina y al interior de las provincias como es el caso de Santa Fe. Organizada en los centros de estudiantes, la militancia estudiantil marca una presencia activa y necesaria para exigir más y mejor Esi en todas las escuelas.
Pero todavía persisten muchas barreras que impiden una aplicación transversal e integral en los distintos niveles educativos. Y muchas de las instituciones confesionales siguen planteando resistencias o adecuando contenidos a su “ideario institucional”. Es el caso del Colegio San José de Rafaela. “La escuela dice que dicta educación sexual integral pero en ningún momento menciona la palabra género, derecho, diversidad. Claramente eso no es Esi”, aseguran desde el Frente Esi de esa ciudad. Por eso la militancia es clave: no hay manera de garantizar este derecho si no es a través del activismo que también implica poner el cuerpo: desde la docencia, desde el Estado, en las calles, en los barrios, en los centros de estudiantes.
Un reciente informe realizado en el marco de la campaña #EsConEsi, que llevó adelante Fusa, relevó la opinión de 400 estudiantes de las provincias de Jujuy, Córdoba, Río Negro, Buenos Aires y Salta. Solo el 2% indicó haber recibido Esi de manera transversal en la currícula de todas las materias mientras que un 65,49% dijo haberla recibido únicamente por docentes o invitados externos en algunas materias. El estudio indagó también sobre las barreras que perciben a la hora de (no) recibir la ESI en sus escuelas y los resultados muestran que más de la mitad (56,42%) se lo atribuye a la nula o poca capacitación docente en el área, seguido por un abordaje de la ESI desde una perspectiva biologicista y heteronormativa (52,64%). También menciona cuáles son las consecuencias de no recibir Esi que señalan lxs jóvenes: la naturalización de situaciones de violencia machista, la reproducción de mandatos sociales, estar en situaciones o vínculos peligrosos sin saberlo y no tener herramientas para prevenirlo o actuar, barreras para disfrutar la sexualidad, no animarse, entre otras. A su vez, el 50,63% afirmó que pudo identificar situaciones de violencia en su grupo de amigues a partir de recibir Esi, lo que demuestra la importancia de la aplicación de la ley.
En el 2019, el Ministerio de Educación de la provincia de Santa Fe informó que durante el ciclo lectivo se pudieron detectar 493 situaciones de abuso sexual infantil y adolescente, 507 casos de violencia familiar. Esas situaciones fueron relevadas a partir del relato de niñas, niños y adolescentes y de la escucha de las y los docentes, quienes ante la sospecha de abuso o violencia tienen la obligación de denunciar. Muchas surgieron a partir de los contenidos de la ESI que se dan en clases y en jornadas especiales. Lo mismo ocurrió en Buenos Aires cuando el Ministerio Público Tutelar porteño señaló que entre el 70 y el 80% de niñas, niños y adolescentes, de entre 12 y 14 años, que fueron víctimas o testigos de abusos y que fueron entrevistados en el ministerio, pudieron reconocer el delito tras recibir clases de ESI.
“Cada vez que damos algún tipo de actividad sobre abuso o violencia, muchas chicas se acercan a pedir ayuda. En la escuela lo tenemos muy presente, la Esi permite visibilizar cuáles son las violencias, porque hay chicos que vivieron abusos y ni siquiera tenían tan claro que estaban vulnerando sus derechos. La Esi es un espejo para vernos desde otro lugar, y ojalá poder verse implique elegir una vida más vivible para todes, vivir una sexualidad sana y placentera”, dice Claudia, directora de escuela secundaria, docente de biología y una de las 15 integrantes del Frente que se conformó en Rafaela, norte de Santa Fe, para defender la Esi.
Lo mismo sostiene la pedagoga social y activista feminista María Suarez, integrante de la ong histórica en Rosario, Indeso Mujer. “Los espacios escolares son lugares privilegiados para la detección de abusos. En la época de Liliana Pauluzzi difundíamos un material que se llamaba “decir sí, decir no”. Gradualmente iba presentando escenas para que las infancias tengan herramientas frente a situaciones que no pueden identificar plenamente como de abuso, pero pueden tener su propio registro si los hacen sentir bien o mal y que eso, sea un primer indicador de alerta”.
Mary trae a la memoria a la docente y militante feminista Liliana Pauluzzi, pionera en defender el derecho de las infancias de recibir educación sexual integral. Es que Santa Fe tiene una extensa trayectoria de lucha y de producción y elaboración de materiales con contenidos Esi. Son muchas las organizaciones feministas que vienen trabajando hace años sobre la urgencia de aplicar la educación sexual desde una perspectiva integral en escuelas y también en espacios barriales donde la circulación de la palabra a través de talleres posibilita visibilizar y reconocer violencias que padecen niñas, mujeres e identidades feminizadas en territorios donde muchas veces el Estado no llega.
Para Indeso, el trabajo con organizaciones es primordial y así lo vienen haciendo con el proyecto Biblioteca Móvil. “Es abrir la biblioteca de género de Indeso a la comunidad. Apropiarse de un material valiosísimo que siempre fue muy interno de la organización. La “biblio móvil” es un dispositivo que traslada algunos textos y los pone a rodar en espacios comunitarios. Fuimos a Cedeifam, a la Biblioteca Cachilo y en el marco de este proyecto hicimos un taller en ATE Rosario, abierto a la comunidad, con Mariana Paez que es educadora y ludotecaria”, dice Mary Suarez y opina que la Esi es fundamental para desarmar la cultura patriarcal. “Dejar de naturalizar los celos, los controles sobre nuestras vidas, empezar a revisar qué posibilidades tenemos de apropiarnos realmente de lo que tenga que ver con nuestra propia vivencia, nuestra salud, desde cómo nos cuidamos, cómo elegimos presentarnos, ser dueñxs de nuestros cuerpos como nuestro territorio”.
“Todavía hay muchísimos obstáculos en su implementación y en la medida en que no haya una ley provincial, esa implementación pierde más fuerza”.
Para Mary hay que llevar la Esi a las organizaciones, a los espacios de salud, a los centros comunitarios, a los medios de comunicación. “Todavía hay muchísimos obstáculos en su implementación y en la medida en que no haya una ley provincial, esa implementación pierde más fuerza”.
Barreras
Mariela Degano es licenciada en educación, especializada en sexualidades y discapacidad, activista y militante de la Esi y co-autora del libro “Lunas Luneras, por crianzas más feministas”. Siente que todavía la implementación de la ley es escasa en Santa Fe y al marcar las principales barreras reconoce una multiplicidad de factores: por un lado, docentes que todavía siguen diciendo que no se sienten capacitadxs o cómodos para impartir contenido de Esi, por el otro, algunos grupos de familias que siguen presentando resistencias y finalmente, los poderes de los sectores religiosos. “Aplicar Esi implica una transversalidad de los ejes en todos los contenidos. Hay equipos directivos que tienen buena voluntad y otros que no propician un trabajo interdisciplinar, y se basan en modelos viejos, más higienicistas o biologicistas y no en un modelo basado en derechos humanos como propone la Esi. Está faltando seguimiento, compromiso institucional para el abordaje de una ley que es nacional”.
Para Mariela la clave está en pensar la Esi como un proyecto institucional. “No se trata de pensarla como una charla anual sino como un proyecto que afecte a todos los actores institucionales, y atraviese todas las materias en todos los niveles. Sino la pensamos de esa forma el impacto que tiene la Esi como un derecho emancipador no es real”.
La docente sostiene que hablar de sexualidad no es fácil porque implica el ejercicio personal de repensar la crianza, los mandatos y mitos que nos atraviesan, temores, miedos y pudores que derivan “de la mano de cree que la sexualidad es igual a genitalidad y eso no es así”, asegura Degano. “La Esi propone hablar de una dimensión de la sexualidad integral, identitaria, diversa, responsable, autónoma, autoplacentera, disfrutable y sobretodo, comprometida porque propone una sexualidad que se disfruta respetando el propio cuerpo y el cuerpo del otrx, los espacios de intimidad, la importancia de la información para poder decir no a tiempo”. Mariela está convencida que la Esi permite construir infancias mucho más gozosas, más responsables y menos discriminativas.
“La Esi propone hablar de una dimensión de la sexualidad integral, identitaria, diversa, responsable, autónoma, autoplacentera, disfrutable y sobretodo, comprometida”
Mary Suarez, por su parte, también sostiene que hay temores infundados en algunas familias que asocian la sexualidad con la genitalidad. Pero que claramente son dudas y preconceptos que se despejan fácilmente explicando e informando sobre cuáles son los contenidos que plantea la Esi para cada nivel educativo. Sin embargo, dice Mary, hay grupos antiderechos que “están detrás de esta ofensiva contra todo lo que implique perspectiva de género y diversidad y que se oponen a pensar la Esi como un derecho de las infancias como es el grupo “Con mis hijos no te metas”.
Marina Salomón es una de las cuarenta trabajadoras que integran los Equipos Esi de la provincia de Santa Fe encargados de la formación y capacitación docente. Desde hace más de diez años se desempeña en el área y considera que el trabajo conjunto con las familias es primordial para -precisamente- despejar dudas, temores que puedan surgir, o falsas informaciones que se difunden sin ningún tipo de evidencia científica. “Ellas son incluidas en el proyecto de Esi. Contamos cómo se trabaja, cuales son los contenidos, con qué materiales. Además tienen derecho a recibir esa información. Las familias siempre son invitadas al proyecto y son aliadas importantísimas. Cuando el temor se despeja, cuando se pone en palabras y hablamos de lo que significa la sexualidad, en general agradecen que las escuelas estén comprometidas y trabajando sobre este derecho. Lo que no podemos hacer nunca es cerrar las puertas. La Esi es también una invitación a reflexionar”.
Cuando el temor se despeja, cuando se pone en palabras y hablamos de lo que significa la sexualidad, en general agradecen que las escuelas estén comprometidas y trabajando sobre este derecho.
La articulación de los frentes
El 2018 fue un año álgido para docentes y movimientos feministas que defienden la Esi porque fue, justamente, el año del debate histórico por el aborto legal. La arremetida de los grupos antiderechos que menciona Mary ese año se sintió con fuerza en las escuelas y también en las calles, sobretodo en aquellas ciudades más conservadoras como es Rafaela. Allí, docentes, trabajadorxs de la salud, pedagogxs, abogadxs, conformaron el Frente Esi con el objetivo de articular redes y construir un espacio de encuentro y fortalecimiento mutuo. “Es un grupo reducido pero sostenido”, señala Claudia -docente de biología – y Alejandra – docente de Lengua y Literatura – que integran el Frente.
Uno de sus principales objetivos es tejer redes para que la comunidad conozca que es la Esi. Frente a las campañas de desinformación y demonización de la Esi que encaran los grupos antiderechos, la clave es educar, acercar información a las familias y producir materiales con contenido Esi. “Es una ciudad muy cerrada y hay rechazo implícito en todo lo que tiene que ver con la diversidad y la perspectiva de género, y la idea es poder difundir la Esi en cada espacio. Articulamos con centros de salud barriales, damos talleres en escuelas primarias, secundarias, terciarias, armamos campañas y materiales de difusión, formamos grupos de estudio”.
Rafaela es una ciudad que tiene un decreto que la declara “pro vida” y una ordenanza municipal de “protección integral de la mujer embarazada en situación de vulnerabilidad y del niño por nacer”. “Imaginate con los poderes con los que nos enfrentamos”, dicen las docentes y cuentan que en las últimas elecciones, Juntos fue la fuerza política que más votos cosechó mientras que el espacio político que tiene como diputado provincial a Juan Argarañaz del bloque “Vida y Familia” logró superar el mínimo de votos para presentarse a las elecciones generales de noviembre. Claudia dice que en las escuelas se encuentran con muchxs alumnxs que concurren a los centros evangélicos y señala que los mayores obstáculos aparecieron cuando se instaló el debate por la Ley de Interrupción voluntaria del Embarazo. Por eso destacan lo que importante que fue en el 2018 la Resolución 340 que dictó el Consejo Federal de Educación con el objetivo de garantizar la efectiva a aplicación de la Esi en los contenidos curriculares. Un respaldo vital para la docencia comprometida con el ejercicio de este derecho.
Claudia y Alejandra consideran que la estrategia es militar la Esi “sin generar rechazos para no obturar el debate” aunque reconocen que no es fácil y recuerdan la carta documento que un sector de la iglesia evangélica presentó en mayo de 2019 cuando se propusieron realizar unos videos sobre el día contra la homolesbotransfobia. Pero no bajan los brazos: para las docentes, la Esi es una forma de ver el mundo. “Cuando una incorpora la Esi en la vida te cambia la mirada y ya no es solo una clase, cuando entras a un aula lo haces desde una perspectiva de derecho, de diversidades. Entonces no es solo una clase de ESI, es un convencimiento, especializarse, entender lo que estás planteando, y eso no todos los docentes quieren hacerlo porque también te interpela en tu vida privada”, dice Claudia. “Es fundamental desde tantos puntos de vista la Esi, y fuimos sembrando semillas porque hoy hay ex alumnxs militando en determinados lugares por la Esi. A nosotras nos cambió la vida y la manera de dar clases. Hoy miramos la escuela desde la Esi, caminamos los pasillos desde la Esi”, agrega Alejandra.
“Cuando una incorpora la Esi en la vida te cambia la mirada y ya no es solo una clase, cuando entras a un aula lo haces desde una perspectiva de derecho, de diversidades”
Desde el Frente también se movilizaron cuando tomaron conocimiento de la denuncia de abuso sexual en el Colegio San José. Se propusieron dictar una clase abierta en una plaza cercana a la escuela para acercar información a las familias que asisten al establecimiento. “Confeccionamos folletos y materiales para informar sobre por qué es importante la Esi y cuáles son sus contenidos. Queríamos que las familias que eligen ese colegio nos escuchen, se acerquen, se informen. Realizamos una clase abierta, la idea era poder educar y no ir al choque y también cuidar a lxs alumnxas porque es una ciudad donde te pueden hostigar”.
En estos dos años de vida, el Frente Esi de Rafaela se ha constituido en un espacio de consulta y de referencia para muchas organizaciones e incluso para el propio Municipio con el que articulan a través de la secretaria de Educación. “Nos llaman para dar talleres en programas destinados a adolescentes madres que quieren terminar su escuela secundaria, y ahora vamos a ir a un centro de oficios. Reconocen el trabajo y la seriedad con la que trabajamos. Es un camino lento pero vamos avanzando, porque también planteamos nuestro punto de vista cuando el intendente nos ha pedido que dialoguemos con grupos evangélicos o religiosos. Y nosotros le dijimos que no”.
El trabajo en la formación docente
Recién en el 2019, lxs trabajadorxs que integran los equipos de Esi en Santa Fe lograron la titularización de todos los cargos. Fue una larga lucha y un reclamo histórico que sostuvieron durante más de diez años. En ese andar debieron soportar el desmantelamiento del Programa a nivel nacional durante la gestión del gobierno de Cambiemos y la incertidumbre en el plano laboral.
No contar con una ley provincial de Esi que garantice continuidad de trabajo -más allá de las gestiones de gobierno- agrava la situación. Marina Salomón destaca lo importante que significó lograr la estabilidad laboral. “Eso permitió institucionalizar la Esi al interior del Ministerio de Educación”. Con la nueva gestión, los equipos pasaron a depender de la Secretaría de Desarrollo Curricular y Formación Docente del ministerio pero aún sigue faltando una ley que jerarquice el trabajo y garantice el sostenimiento de una política pública.
Durante la pandemia, cuenta que trabajaron en talleres y capacitaciones virtuales poniendo eje en la importancia de la Esi como una pedagogía del cuidado. “Lo virtual en algún punto nos permitió llegar a otros lugares más alejados que de otra forma es más difícil”. Desde la docencia, los contenidos que más se demandan -dice Marina- tienen que ver con la prevención de las violencias machistas y todo lo vinculado a la perspectiva de las diversidades, “corrernos de los binarismos a lxs que estamos acostumbradxs. Y ahí se incluye todo lo que tiene que ver con las infancias trans y la protección de los derechos en las infancias. El cuidado del cuerpo y la salud, poder trabajar en torno a los derechos sexuales reproductivos y no reproductivos y cómo ejercerlos son temas sobre los que la docencia quiere formarse”.
El trabajo en la capacitación docente es indispensable. Pero también el activismo feminista de muchas de las trabajadoras del Estado que entienden que la Esi es un derecho humano y así lo militan desde el rol que asumen cada día. Marina explica que el trabajo de los equipos no es solo brindar capacitación a docentes sino, además, articular con otras reparticiones del Estado, otros ministerios y secretarías. “Eso habla de la Esi: pensar articulaciones que potencien”, y por otro lado, destaca la enorme y vasta trayectoria activista que hay en Santa Fe en relación a la Educación Sexual Integral. Menciona, al igual que Mary Suarez, a la docente y militantes feminista Liliana Pauluzzi que ya trabajaba sobre abusos y derechos de las infancias incluso mucho antes de la sanción de la ley.
Por eso Marina es precisa cuando señala el amplio consenso alcanzado a nivel social sobre la importancia de la Esi y la necesidad de que hoy el Senado provincial pueda estar a la altura de este debate. La urgencia es ya: si antes de fin de año no se aprueba, el proyecto de ley que cuenta con la media sanción de la Cámara de Diputados pierde estado parlamentario. “Estamos en una etapa madurativa para poder tener una ley provincial. Hay contenidos consensuados, hay un reclamo permanente del estudiantado y de las organizaciones sociales también. Toda política pública es necesario que sea reconocida a través de un presupuesto. Una ley provincial apoyaría mucho más toda la línea presupuestaria para la Esi”.
Es que fortalecer la Educación Sexual Integral sumando todo el marco normativo sancionado después del 2006 y dar continuidad al trabajo de los equipos que se ocupan de las capacitaciones docentes es vital para lograr una implementación plena y real. A nivel nacional, Marina Salomón destaca el reciente anuncio de la creación del Observatorio Federal de Esi: “Es una herramienta para aportar y medir el grado de implementación de la ley y fortalecer en aquellos lugares donde todavía no se llegó. Es una herramienta fundamental y es un dispositivo de seguimiento y de evaluación de política pública”. Durante la presidencia de Macri, el equipo nacional resistió las políticas de ajuste como pudo. Desfinanciamiento, falta de producción de materiales, escasa vigilancia por la aplicación. Dos años después, y a pesar de que todavía falta mucho, Marina Salomón se entusiasma con el trabajo que se viene realizando “La Esi es un proyecto colectivo que permite que todas las voces de les chiques sean valoradas y eso es sumamente gratificante”.