Cultivadorxs y usuarixs de cannabis realizaron una nueva Marcha Mundial por la Marihuana con un reclamo sustancial: “despenalización ya” y “basta de presxs por cultivar”. Un recorrido por la concentración rosarina y la experiencia de Tucas por Rosario, comunidad 420.
Fotos: Edu Bodiño
Dice Marc Augé que un “no-lugar” es un espacio donde el ser humano permanece en anonimato porque no siente ningún vínculo emocional o identitario. Los supermercados, aeropuertos o el transporte público, son ejemplos de lugares donde solo vamos a consumir. Caminamos, pasamos por al lado de alguien y no lo conocemos (tampoco nos interesa hacerlo). Por el contrario, están los lugares que generan comunidad. El sábado 6 de mayo cultivadores y usuarios de cannabis realizaron una movilización para exigir la despenalización de la marihuana.
Para que sea un “lugar” tiene que existir un vínculo: ir a fumar porro a Plaza San Martín. La jornada comenzó al mediodía con una radio abierta y un festival de música. Justo al lado de la estatua del General San Martín, había una feria de emprendimientos con comida mágica y artesanías. Una oleada de repartidores de Pedidos Ya se instaló sobre la mano de calle Santa fe. En la “sanma” siempre se reúnen a descansar los cadetes. Aprovechan para relajar con un “churrito” después de estar 6 horas andando en bici, lidiando con el tránsito y la gente.
Los pibes iban llegando, se sentaban en el pasto y armaban ronditas: el ritual ancestral de fumar. El día estaba feo, nublado. Sin embargo, la plaza tenía una nube propia. La humedad densa de la lluvia agudizaba el intenso olor a porro.
En esta ciudad, que a veces peca de absurda como Springfield, “El Barto” es conocido en la comunidad cannábica por ser el administrador de Tucas Por Rosario, una página donde se hacen aportes comunitarios que la gente va dejando por la ciudad: la persona le saca una foto al lugar donde escondió una semilla o una tuca de faso, sube una historia etiquetándolos y comparte la ubicación. Como en una búsqueda del tesoro, el primer seguidor que encuentra el regalito se lo queda.
“Nació en pleno abril del 2021. En ese momento existía una página cordobesa donde una vez vi que dejaban alguna que otra bolsita con semillas o alguna tuca en equis lugar. Cuando vi esa página se me ocurrió hacer Tucas por Rosario, justamente para zafarle la cara a la gente” cuenta el Barto, después de mencionar que es diseñador gráfico y se dedica a laburar de community manager. “La movida se hizo eco muy rápidamente. Había aportes de todo tipo: semillas, fasos, tucas, cogollos, parafernalia, etc. Tuvo muy buen recibimiento de parte de la ciudad en sí. En este espacio básicamente se busca compartir, dar al que no tiene y fomentar el autocultivo y el amor a la planta.”
La página cuenta con más de 4600 seguidores que se vinculan desde lo virtual y lo presencial, un caso similar a las comunidades autoconvocadas de youtubers.
“La idea de formar parte de una “comunidad” es muy buena, más si es por un interés en común. Lograr que la gente se relacione se hizo más fácil mediante un grupo de WhatsApp que tiene más de 150 miembros. Siempre hay juntadas, organizaciones, mucha data sobre autocultivo y gente muy buena onda” explica Barto.
Previo al comienzo de la marcha, los miembros de Tucas Por Rosario se juntaron a pintar una bandera que citaba “Marihuana legal ya!”. “No queríamos pasar desapercibidos” me aclara. Construir identidad a partir de una causa. Conocerse sin conocerse, compartir algo.
“La movida se hizo eco muy rápidamente. Había aportes de todo tipo: semillas, fasos, tucas, cogollos, parafernalia, etc. Tuvo muy buen recibimiento de parte de la ciudad en sí. En este espacio básicamente se busca compartir, dar al que no tiene y fomentar el autocultivo y el amor a la planta.”
A eso de las cinco de la tarde comenzó a lloviznar, pero la marcha arrancó igual. Este año el que siempre se disfraza de hoja de marihuana no fue, todos lo notaron. El ritmo de caminata fue rápido. La lluvia dejó varios soldados caídos.
Durante todo el recorrido un pibe llevó en la mano una planta de marihuana. Ni siquiera estaba crecida, los cogollos no habían salido. Parecía un dibujo hecho a lápiz: el tallo y la chala. Sobre el final de la marcha, ingresaron al Monumento a la Bandera para bajar hacia el parque de enfrente. Cuando de repente se escucha a lo lejos:
-Es una plantita nomás señor, no es droga- La marcha se detuvo por completo.
Un gendarme lo paró. Le dijo que no podía exhibir o sacar una planta a pasear porque no está legalizada, incluso teniendo el permiso para trasladarlo; osea, el Reprocann. La gente se empezó a acercar.
Con muchísima tranquilidad un hombre le dijo al Gendarme:
-Estamos marchando, es nuestra causa – Se acercaron otros efectivos y los dejaron seguir con la condición de esconder la planta.
El gendarme no era de acá. Las fuerzas de seguridad no están capacitadas para tratar con consumos recreativos, menos con consumos problemáticos. Por lo general a las fuerzas de seguridad no las capacitan en humanidad. Andy Chango lo dijo en aquel debate con Feinmann “con los problemas que tenemos hoy en esta sociedad, de violencia y de todo tipo, la marihuana es terapéutica y nos puede ayudar a tener un mundo más pacifico.”
“La criminalización por consumir la veo muy mal, porque enfocan mucho al control policial y no a quienes realmente deberían estar metiendo presos, por eso queremos hacer más reuniones sociales y eventos con fines de informar y educar a las personas consumidoras de cannabis”
Nicolas, conocido como “Choco”, es DJ, cultivador y productor de eventos. El 20 de abril, junto con Barto y el fotógrafo Lisandro Grassia, organizaron un evento para festejar “El Día de la Mari”. Fueron alrededor de 500 personas. Se sumaron especialistas a dar charlas sobre el tema y realizaron un torneo de armado de faso. Apostar a otro modo de gestión. La represión genera violencia, una planta no. Los jóvenes no se ponen violentos con la marihuana, los jóvenes se organizan.
“La criminalización por consumir la veo muy mal, porque enfocan mucho al control policial y no a quienes realmente deberían estar metiendo presos, por eso queremos hacer más reuniones sociales y eventos con fines de informar y educar a las personas consumidoras de cannabis” agrega Choco.
La marcha cerró con un festival de música, la lluvia hizo que algunos solo cumplieran la misión de marchar. La cumbia siguió hasta tarde. El boca a boca estaba de faso.