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Mujeres Trabajadoras: Una vida con la música

  • 13/08/2025
  • Tomás Viú
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Todos los trabajos que hay adentro del trabajo autogestivo con la música. Tareas, acciones y el verbo de la gestión como elemento indispensable para hacer caminar la cosa. El valor del tiempo y eso de trabajar con otros y otras. La cultura y después. Qué hay adentro y durante. Cómo sobrevivir a la era Milei y la advertencia de Vicky Durand Mansilla: “No vamos a dejar de intentarlo”.     

La música siempre estuvo presente en la vida de Vicky Durand Mansilla. Ya en su casa natal aparecía con su papá y su mamá que le cantaban antes de ir a dormir, o tomaba la forma de las guitarreadas de los domingos, su papá en la guitarra y su mamá de vuelta en el canto. La última vez que vino Teresa Parodi a Rosario, la noche del 23 de marzo en la víspera del 24, Vicky y Valen (con quien comparte su proyecto artístico), después de escuchar el show le dieron a Teresa un disco. Antes de eso Vicky le había escrito por Instagram. Y cuando se lo dieron, Teresa se largó a llorar. Probablemente Vicky hizo lo propio, como ahora cuando recuerda la escena. Pero antes de escribirle por Instagram, Victoria tuvo con su padre una conversación más o menos así:

– Papi, tengo una imagen pero no sé si es real o la imaginé. Yo tenía tres o cuatro años y fuimos al Club Santa Rosa. Estaba Teresa cantando, tenía un poncho blanco y celeste, y yo recuerdo que no podía dejar de mirarla…

– Tenés muy buena memoria porque así fue. Fuimos con el abuelo y la abuela. Y no te podíamos sacar de ahí.

***

Vicky Durand Mansilla es cantautora de música del litoral, principalmente escribe y compone ese género musical. Nació en Chajarí, Entre Ríos, el pueblo en el que estuvo Teresa con el poncho blanco y celeste que Vicky no pudo dejar de mirar. Pero si vale eso de que con la música a otra parte, hace veinte años que vive y trabaja en Rosario. Actualmente es la primera mujer presidenta de El Qubil -Asociación de  Músicos y Músicas Independientes de Rosario–. También es Comunicadora Social, algo que con el discurrir del tiempo se le volvió una gran herramienta para la autogestión musical.

En sus redes se presenta como chamamecera, feminista, militante, comunicadora social. Cada uno de estos sustantivos suponen acciones que estructuran sus días. Si lo rico de los humanos es la posibilidad de ser muchas cosas en una sola vida, eso tiene una contracara que se llama pluriempleo. Durante el gobierno macrista Vicky estaba en peores condiciones laborales en cuanto a trabajo registrado pero la plata le alcanzaba. “Estoy en un multitasking que no quiero estar”, confiesa, y profundiza. “Hace tres años, en plena pospandemia, no tenía tan diversificada la actividad laboral y tenía tiempo para crear”. Y es que el trabajo con el arte no es soplar y hacer canciones.

¿Cuánto condiciona al trabajo con la cultura el ritmo y la forma de vida? “Lo creativo se condiciona por los modos de trabajo. Si acabo de dar cuatro horas seguidas de clases en la escuela con pibes de trece años y tengo que volver a mi casa a intentar sacar una canción, me resulta mucho más difícil que ponerme a hacer cualquier actividad manual”. Para muestra de lo que dice Vicky, un botón: durante el verano, cuando tenía vacaciones de su trabajo docente en la universidad, compuso “un montón de cosas”.

Victoria da clases particulares de canto y también es docente en la Escuela Municipal de Cumbia y en la Escuela Preuniversitaria de Ciencias Sociales de la UNR, donde dicta el Taller de Proyecto Transversal en el que trabaja desde la comunicación con cuestiones sociales armando junto a los alumnos proyectos para la comunidad. Pero al margen de su labor docente, dice que siempre se ordena “para que la música no quede en segundo plano”. En este sentido, plantea: “Poder llegar a algunos lugares es fruto de un laburo continuo, sostenido y comprometido con el querer ser artista y trabajadora del arte”.

Una cosa tiene clara Vicky: no quiere “andar chiroleando”. “Pensar la autogestión es haber aprendido con el tiempo: está buenísimo y amo lo que hago pero yo quiero ganar plata con esto, quiero vivir bien”. La disputa es material pero también simbólica y discursiva. Ciertos menesteres suelen asociarse a la vocación o la pasión. Tales son los casos de la docencia, la enfermería, la maternidad, las tareas de cuidado. Y aunque la lista sigue, la que no puede faltar es el arte. “Pareciera que como es arte o generación de contenido cultural, vale el anteponer el placer”, problematiza Vicky. “Quizás es una excusa para que el otro no te pague. Es algo que está bueno preguntarse todo el tiempo. ¿Por qué yo quiero trabajar de esto y a costo de qué? ¿Qué es trabajar de la música?”. La pregunta queda flotando y en distintos momentos de la charla Vicky va ensayando algunas respuestas. Algo que no se puede soslayar es la complejidad del contexto nacional actual, lo cual torna todo mucho más difícil. Frente a ese panorama tan adverso, Vicky advierte: “No vamos a dejar de intentarlo”.

Victoria se refiere a los trabajos que como un juego de muñecas rusas hay adentro de la autogestión musical. Esas tareas que se implican necesariamente tienen que ver, en palabras de Victoria, con “hacer prensa, gestionar una fecha, gestionar fondos, publicidad, aplicar a las convocatorias de fomento, hacer un disco”. Todas actividades que ponen sobre la mesa el valor del tiempo. Y el verbo repetido: “Gestionar, gestionar, gestionar”. A su vez, el desarrollo de esas tareas requiere de una toma de conciencia previa. En boca de Vicky: “Que las personas que hacemos música dimensionemos esto como un laburo”, algo que avisa que se aprende haciendo. “Saber que por más que tu mamá te diga che esta canción está buenísima, tenés que buscar la manera en que el público venga a buscar eso que vos le estás ofreciendo. Entender que por más que seas buenísimo, tenés que laburar”.

Después de sostener durante muchos años un proyecto solista, Vicky se juntó con Valen y desde entonces anidan un proyecto en igualdad de condiciones. Hace casi seis años que tocan juntas. “Vamos nombrando lo que hay que hacer para ver quién se encarga y cómo lo hacemos. Tiramos las dos para el mismo lado. Cuando está esa claridad es más fácil pensar los proyectos”.

Juntarse

El mejor antídoto para combatir la vida en soledad que muchas impone la dinámica del sistema, es juntarse. Eso Vicky lo sabe y lo resume así: “Pensarme como música autogestiva siempre es con otros y con otras. Por eso formar parte de una organización es importante”. Éste el segundo período en que la comisión de El Qubil está compuesta en paridad por mujeres y varones. Vicky recuerda que originalmente era un espacio “mayoritariamente habitado por varones rockeros”. Y aclara, por si acaso, que la idea es “laburar mancomunadamente y no que ahora que las mujeres avanzamos los varones se corren”.

Uno de los ejes de trabajo que tienen es participar en la distribución de fomentos del INAMU (Instituto Nacional de la Música). Pero, si la realidad vale de spoiler, desde diciembre de 2023 eso no estaría sucediendo. “Originalmente nace como una organización que busca dar respuesta al problema de músicos locales, de cómo hacemos para replicar discos físicos al menor costo posible”. En su momento hicieron un convenio con una replicadora de Buenos Aires, luego con una distribuidora digital (CD Baby) que hace unos años se fue de Latinoamérica. Y desde entonces el INAMU armó su propia empresa de distribución de música, la Agregadora de Música Argentina (AMA).

Actualmente El Qubil está trabajando en un ciclo de música en vivo, enmarca Vicky, “para poner en valor a los artistas locales y tratar de que sea redituable, siempre pensando en los derechos de autor”. También tienen el objetivo de ir generando algunos talleres, como pasó en 2023 que junto al Ministerio de Desarrollo Social de la provincia ofrecieron talleres gratuitos de gestión musical, de composición y de derechos de autor. De todas maneras, de vuelta el contexto nacional hace lo suyo: “Es compleja la participación en estos tiempos. Hay mucha gente que está haciendo cualquier cosa porque se está cagando de hambre, porque hay que pagar un alquiler y la comida. La participación hoy por hoy no está tan librada al deseo sino a la posibilidad”.

Según su mirada, pensar la autogestión también es pensar en el diálogo de un proyecto artístico con otros actores del sector privado y también con el Estado. “Creo que es importante pensar la autogestión no anclada en el Estado, pero sí que el Estado genere condiciones más igualitarias entre los privados que quieran acceder al uso de un espacio, al alquiler y demás”.

Si bien el INAMU quedó por fuera de la Ley Bases, porque es un ente público no estatal y su presupuesto está relacionado con un porcentaje que pagan de publicidad y multas los medios de comunicación, la realidad es que muchas de las convocatorias del Instituto tenían una articulación con el Ministerio de Cultura. “El INAMU está resguardado pero desde que asumió el gobierno de Milei no ha habido convocatorias. Nuestra labor es reclamar por mayor presupuesto y continuar insistiendo”.

Algo en la historia de Vicky Durand Mansilla pareciera advertir que efectivamente seguirá insistiendo. “La música me habita desde que tengo uso de razón. No podría nunca pensar mi vida sin la música”. Hace once años su madre le dijo antes de morir que le hubiese gustado viajar al carnaval de Río. Era de las pocas cosas que no había podido hacer. Ahí Vicky pensó: “si yo mañana me muero, ¿voy a quedarme con algo sin hacer?” La respuesta no tardó en aparecer: “Yo quiero cantar, lo sé desde que tengo uso de razón. Es a lo que vine a este mundo. Y no lo voy a dejar nunca”.

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Tomás Viú

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