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La banalidad del mal

  • 31/12/2025
  • María Soledad Iparraguirre
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El año llega a su fin con la perpetuación de la barbarie. Tras más de dos meses del alto el fuego, Israel continúa la masacre contra el pueblo palestino bajo otras formas. Al cierre de estas líneas, el gobierno de Netanyahu estaría aprobando una ley para prohibir el ingreso de ayuda humanitaria mientras apunta a la construcción social de sentido con detenciones poco claras a personas o agrupaciones solidarias con la hambreada población gazatí. En diálogo con EnREDando, Jorge González, capitán de barco que participó de la Global SUMUD, señala: “Israel busca que la vida en Palestina sea imposible”. 

Pero lo diabólico, por desgracia, es en este caso humano, demasiado humano

Julio Cortázar

Fuente foto: Al Jazzera (Jehad Alshrafi/Foto AP)

Palestina desgarra el alma a cada minuto un poco más, escribí en septiembre pasado. Y vaya si lo sigue haciendo. Luego de que, gracias a la gesta llevada a cabo por la Global Sumud Flotilla, los ojos del mundo se posaron en Gaza, la atención parece haber menguado notoriamente. Las embarcaciones que, zarpando desde territorio español se propusieron no solo abrir un cordón de ayuda humanitaria sino visibilizar un genocidio en vivo y en directo, -una masacre cotidiana presente en las redes-, lograron, en principio uno de los efectos propuestos. El mundo se fijó en Gaza. Pero el alto el fuego celebrado el 10 de octubre desinfló la ola de solidaridad y el movimiento humanitario se fue desarticulando. Cada vez se habla menos de Gaza.

El genocidio se mantiene, se perpetúa, deja huella, sin embargo, bajo nuevas formas que no implican el absoluto predominio de las bombas sino el aislamiento del pueblo palestino, dejándolo a merced de la escasa o nula posibilidad de contacto con la ayuda extranjera. Desde el alto el fuego hasta hoy, las fuerzas israelíes llevan cometidas 738 violaciones a los derechos humanos y 386 civiles asesinados. Todo esto registrado y documentado por la relatoría de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

De gran presencia en las redes, el periodista internacional Martín Gak sostiene que “básicamente se habló de un alto al fuego para sacar a Gaza de las noticias”. Y pareciera que hay algo de ello. Jorge González, capitán argentino a cargo de timonear el Isobella entiende la urgencia de seguir hablando de Gaza. “Ellos tienen mucha experiencia en estas cosas y el movimiento de solidaridad es más espontáneo e improvisado. Mucha gente creyó que con el acuerdo se había frenado el genocidio. Pero no es así de ninguna manera porque siguen matando a los palestinos tanto a tiros como de hambre. Podemos decir que ya casi no bombardean, para evitar la espectacularidad de las imágenes pero es claro que Israel adaptó su táctica a las nuevas circunstancias, algo así como una lógica inversamente proporcional a la visibilidad, apartarse de los focos. Cuando se hizo demasiado flagrante y evidente lo que hacían, cuando millones de miradas se posaban en Gaza, frenaron unos días y volvieron al modo “genocidio por goteo”, que ya lo practican hace décadas en los supuestos tiempos de paz, o sea cuando no lo llaman guerra. Hay casi cuatrocientos civiles muertos en dos meses de “paz”, son seis o siete personas asesinadas al día. Y eso sin contar los que mueren por falta de atención, de comida o de abrigo”, grafica.

Un informe del mes pasado de Amnistía Internacional indica que las fuerzas israelíes siguen cometiendo genocidio contra los palestinos en Gaza al “infligir deliberadamente condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física”. En palabras del capitán argentino, hacer que la vida en Palestina sea un infierno cotidiano.

–¿Cómo ves la situación hoy a dos meses del alto el fuego?

-La situación de Gaza sigue siendo de asedio total y de genocidio. Hubo una reducción de las acciones militares de Israel, pero en lo esencial está casi igual que antes del acuerdo de paz. El 10 de octubre, después de muchas negociaciones y presiones internacionales, finalmente Israel aceptó a regañadientes un “alto al fuego”, en un acuerdo mediado por Trump que incluía, además del intercambio de prisioneros, dos cosas fundamentales: el retiro de tropas y la apertura del tan demorado corredor humanitario para que pudieran ingresar las toneladas de ayuda que se acumulaban en las fronteras. Y no cumplieron ninguna de las dos cosas. Los israelíes tienen la capacidad de ir fluctuando en pos de la coyuntura: adaptaron su táctica pero sin alterar su estrategia. Es decir, durante agosto y septiembre hubo un pico de solidaridad con el pueblo palestino y por tanto también un pico en el aislamiento y la condena social al sionismo. Manifestaciones multitudinarias en muchas capitales europeas y alrededor del mundo, incluso dentro de Israel, decenas de artistas expresándose contra el genocidio, la ONU, la Cruz Roja, Médicos Sin Fronteras, Amnesty, varios gobiernos, la Global Sumud Flotilla, por citar algunos. Ellos tomaron nota de eso; cedieron y firmaron el acuerdo, pero sabiendo que era un repliegue táctico mínimo, que en su mayoría no iban a cumplirlo y que su plan general seguía adelante. De hecho, el acuerdo entraba en vigor a las 12 del día 10 de octubre y hasta pocos minutos antes siguieron disparando sobre los palestinos que celebraban en las calles. Ellos maniobraron bien y nosotros todavía no reaccionamos-”.

Un infierno cotidiano

La vida en la antesala del infierno parece escabullirse a cada paso. Solo este mes seis niños murieron por hipotermia, tres de ellos, bebés, en las improvisadas tiendas en las que, alrededor de novecientas familias de desplazados, combaten la crueldad del sionismo en toda su expresión. Israel en tanto, habría votado una ley que impedirá el ingreso de organizaciones de ayuda humanitaria con el único fin de terminar de aislar a la población gazatí. Aniquilarla. “Esta semana se dieron dos hechos en conjunto; explica González; Israel acaba de votar una ley que busca impedir el ingreso de organizaciones humanitarias, de agrupaciones como ONG, salvo una norteamericana, que debe ser amiga de ellos. Si esto ocurre, va a a quedar reducida a cero la posibilidad de ayuda humanitaria. Y otra cosa es que en Italia, detuvieron y encarcelaron a algunos activistas acusados de juntar dinero para Hamas: si ya era dificultoso recibir ayuda y donaciones para Gaza esto de acusar a esta persona que siempre hizo colectas de tipo humanitario y resulta que según ellos, era para financiar a Hamas, yo no lo tengo porque creer porque la causa iniciada por la justicia italiana está basada en datos provistos por la inteligencia israelí. Sea verdad o invención terminan por usarlo para cortar el ingreso de ayuda humanitaria y las donaciones. Morirá la misma cantidad de gente que cuando bombardeaban, solo que de hambre”.

En contacto permanente con familias palestinas, el capitán de barco cuenta el vacío de legalidad ante situaciones poco claras con las que deben lidiar las familias desplazadas. “Sé de familias que están en las playas; la gente está pagando pequeños alquileres por decirle de algún modo en lugares secos, alejados de las inundaciones provocadas por las tormentas. Los que están en la playa son los que están fuera de toda posibilidad. Lo que no queda claro es quiénes son esos que cobran. Hay una demarcación de tierra anterior al desastre, es decir, la misma frontera que no permite el ingreso de ayuda, permite todas estas situaciones». Y agrega «hay mucha gente intentando salir de Gaza. Y hay tres posibilidades de hacerlo; una es teniendo una beca de estudio si sos adolescente o joven y aplicás, pero hay miles de solicitudes presentadas y un puñado de universidades que otorgan ocho o diez becas cada una; la otra opción es por problemas de salud muy graves, esta semana, por ejemplo, conseguimos los papeles para sacar a un chiquito con una patología grave que requiere de una atención médica que es imposible darle en Gaza y la tercera es bajo esta idea de reagrupamiento familiar como las familias que tienen hijos afuera previos al último ataque. Pero esto también lo sigue controlando Israel, por la misma razón que sigue controlando la entrada de ayuda humanitaria. Pueden salir a cuentagotas; salen treinta personas por mes, que deben cumplir muchos requisitos, la aprobación de la embajada del país al que irá, etc. El desastre humanitario que sigue vivo en Gaza”.

2026 se avizora con una nueva movilización de la GLOBAL SUMUD, aún mayor que la flotilla embarcada poco tiempo atrás, que reuniría alrededor de cien embarcaciones con más de tres mil activistas involucrados entre logística y una nueva salida rumbo a Gaza. 

Hasta hoy, el ministerio de Salud lleva contabilizados 70.354 palestinos asesinados y más de 171.000 heridos, aunque la cifra sea mucho mayor por la cantidad de cuerpos que quedan bajo los escombros y no se han podido recuperar.

Gaza desgarra el alma, a cada minuto un poco más. Urge seguir hablando, volver a posar nuestros ojos en esta población crucificada y que el mundo no calle más.

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María Soledad Iparraguirre

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